Un descenso inesperadamente brusco en los suscriptores de Netflix ha hecho que la plataforma estudie cambios a los que se ha resistido durante años: minimizar que los usuarios compartan sus contraseñas y crear un servicio asequible con publicidad.
Los cambios anunciados pretenden ayudar a Netflix a recuperar el impulso perdido en el último año. Las cuarentenas asociadas a la pandemia que dispararon el consumo audiovisual se han levantado, y rivales con grandes presupuestos como Apple y Disney empezaron a arrebatarle parte de su gran audiencia con sus propios servicios de streaming.
La base de clientes de Netflix cayó en 200.000 suscriptores en el trimestre entre enero y marzo, la primera contracción registrada en los seis años desde que el servicio está disponible en gran parte del mundo aparte de China. El descenso se debía en parte a la decisión de Netflix de abandonar Rusia en protesta por la guerra contra Ucrania, que supuso perder 700.000 suscriptores. Netflix estimaba que perdería otros dos millones de suscriptores en el segundo trimestre del año.
El declive, tras un año de crecimiento cada vez más lento, ha afectado a otro pilar de Netflix, sus inversionistas. Tras publicar unos resultados decepcionantes, las acciones de la compañía cayeron más de un 25% en las operaciones después del cierre. Si el descenso continúa en las operaciones del miércoles, las acciones de Netflix habrán perdido más de la mitad de su valor este año, borrando unos 150.000 millones de dólares de riqueza de los inversionistas en menos de cuatro meses.
La compañía de Los Gatos, California, estima que unos 100 millones de hogares de todo el mundo acceden gratis a su servicio con la cuenta de amigos o familiares, incluidos 30 millones en Estados Unidos y Canadá.
“Esos son unos 100 millones de hogares que ya han decidido ver Netflix”, dijo el director general de la firma, Reed Hastings. “Simplemente tenemos que cobrar de algún modo por ellos”.
Para animar a más gente a que pague su cuenta, la compañía expandirá un sistema que ha probado en tres países latinoamericanos: Chile, Costa Rica y Perú. En estos lugares, los clientes pueden ampliar su servicio a otro hogar a un precio rebajado. En Costa Rica, por ejemplo, las tarifas de Netflix van de los 9 a los 15 dólares al mes, pero los suscriptores pueden compartir abiertamente la cuenta con otro hogar por 3 dólares.
Netflix no proporcionó más información sobre cómo funcionaría un servicio financiado con publicidad o cuánto costaría. Otro competidor, Hulu, ofrece desde hace años una cuenta con publicidad.