En 2015, un grupo de anarquistas fue arrestado en Madrid por, supuestamente, haber atacado a sucursales bancarias, fabricar explosivos y promover delitos desde las redes sociales. Sin embargo, se trata de una agrupación que impulsa la dieta vegana, el cuidado de los animales y la prohibición de ingesta de alcohol. Juan Manuel Bustamante está hace más de un año preso y lucha por evitar una pena de hasta 35 años
En 2015 un grupo comando de las fuerzas policiales de Madrid arrestó a seis jóvenes. Se los acusaba de atacar y quemar dos sucursales bancarias entre 2013 y 2015. Fueron señalados como terroristas. Sin embargo, en el sumario labrado por las autoridades no existen pruebas manifiestas de los hechos de los que supuestamente fueron protagonistas.

Con el paso del tiempo, el caso comenzó a diluirse en la prensa, pero en prisión hay un integrante: Juan Manuel Bustamante, de 26, marcado como el líder. El hombre lucha contra la Justicia española para evitar que lo acusen de terrorista y lo sentencien a una pena de hasta 35 años de prisión.

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La situación conmueve a la población madrileña, debido a que los arrestados pertenecen a una agrupación que promueve la dieta vegana, el cuidado de los animales y la prohibición de ingesta de alcohol, no así el terrorismo y violencia.

Los oficiales aseguran que  Bustamante, a lo igual que el resto de los arrestados, fue partícipe del ataque a los bancos, el fomento de delitos desde las redes sociales y que tenía elementos suficientes para fabricar explosivos, mediante el grupo anarquista Straight Edge, una corriente que nació en Estados Unidos en los setenta y toma nombre de una canción con ese título de un grupo de hardcore punk de los ochenta llamado Minor Threa.

El periódico español El País detalló en su edición del lunes que "los miembros del grupo de Madrid, que tienen ahora entre 20 y 26 años, se conocieron en torno a las movilizaciones del 15-M, pero se fueron alejando por sus ideas, más radicales".

Bastamente es el único Pasó por varias penitenciarías y su libertad fue rechazada cuatro veces. Además se encuentra dentro del régimen más duro y a la espera de una decisión sobre su futuro. Entre las contradicciones que se encuentran en el expediente está el material para fabricar explosivos: botes de humo, bengalas y petardos, "productos industriales de libre comercialización", según concluye el informe policial.

La pólvora hallada es de composición casera. También se confiscaron productos de limpieza y de cocina. Pero no se le atribuye la colocación de ninguno en las dos entidades. Para varios abogados, el caso representa una "auténtica locura".

Según comentó al diario Carmen Lamarca, quien está a cargo de la cátedra de Derecho Penal de la Universidad Carlos III de Madrid "puede ser un grupo antisistema que preconice cosas que la libertad de expresión ampara sobradamente, otra cosa es probar que cometa delitos y use la violencia, y aquí me parece muy discutible".

Por su lado, José Luis Díez-Ripollés, profesor de Derecho Penal de la Universidad de Málaga, confirma que los últimos cambios legales "están permitiendo considerar grupo criminal a meras actuaciones de codelincuencia".

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