Encontrar un baño químico a la salida de un evento deportivo o de espectáculos puede ser una bendición cuando la necesidad de hacer "lo primero" o "lo segundo" apremian.
Pero para un hombre que se encontraba utilizando el retrete móvil del hipódromo de Cheltenham, Gloucestershire, su estadía en el cubículo se transformó en una auténtica pesadilla por culpa de un bromista.
Las imágenes, a continuación:
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