La idea del empadronamiento reaparece como solución para la vuelta del público general a las canchas. En la Superliga estudian la introducción del Fan ID -un pasaporte que vuelve válida la entrada en los mundiales- y la venta de localidades por sistema electrónico, cómo se adquieren las entradas para la selección. A diferencia de la experiencia trunca de AFA Plus, el sistema se resuelve con la entrada de datos personales en una plataforma web o, incluso, escaneando el código del DNI y completar un formulario escueto.
La idea es que una o más empresas se encarguen del expendio por venta telefónica o a través de una página y que ésta cruce los datos del comprador registrado con las bases de datos del Ministerio del Interior y Justicia, que determinan si el solicitante tiene restricción de ingreso. De esta forma, además, evitan la posibilidad de que el volumen disponible no se agote “mágicamente”, porque sin quererlo una empresa audita a la otra.
La modalidad en estudio incluye una tarjeta recargable como la SUBE o con un crédito asociado la cuenta bancaria que permitirá además utilizarla en el estadio para comprar todo lo que allí se venda y beneficios por su uso. Otra variante implica únicamente el registro y la necesidad de concurrir con el documento de identidad.
Con excepciones electorales, oportunistas, atinadas o arbitrarias, el fútbol de Primera División no tiene público visitante desde mediados de 2013. A cinco años de la restricción originada por el asesinato de un hincha de Lanús en el estadio Ciudad de la Plata por parte de la Policía, en la Superliga esperan hacer efectiva su vuelta el año próximo, para la Copa de la Liga.
Desde su creación, la Superliga tomó como una de sus prioridades la gestión para que los partidos se jueguen con públicos de los dos equipos que se enfrentan en una cancha. Coordinó con los organismos de seguridad el trabajo para conseguirlo; sostuvo una misma línea con la AFA, que pretende lo mismo para sus torneos; y consideró sistemas para la venta de entradas, identificación de espectadores y hasta de reconocimiento facial. Pero todavía, no es factible restablecer la concurrencia.
Nunca la asociación que nuclea al fútbol ni el Estado lograron erradicar la violencia en los estadios. En 2007 la solución fue sacar a los visitantes de las canchas del Ascenso y en 2013 a lo que hoy se conoce como Superliga. En el medio, las avivadas del público neutral; la incongruencia de partidos con dos parcialidades si se trataba de Copa Argentina o torneo de verano y la mítica e inconclusa introducción del sistema AFA Plus, que empadronó a miles de hinchas y fugó millones de dólares.
De eso, solo quedan algunos molinetes y acuerdos secretos entre AFA y empresas participantes por el dinero invertido que se esfumó. La posibilidad del Fan ID es el puntapié para una serie de innovaciones que desembocan en el futuro cercano con el reconocimiento facial: en los estadios uruguayos se utilizan desde hace tiempo y en la Argentina deberán implementarse en 2022.
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