El australiano se impuso por 6-3 y 6-3 a la número uno del tenis femenino en un partido festivo disputado en Dubái, con reglas especiales y clima de show. Más allá del resultado, el duelo volvió a poner en escena una propuesta tan atractiva como discutida.
Nick Kyrgios se quedó con claridad con una nueva edición de la llamada “batalla de los sexos”, al derrotar por un doble 6-3 a Aryna Sabalenka, número uno del ranking femenino, en una exhibición disputada en Dubái ante unos 17.000 espectadores.
El partido, que duró una hora y 17 minutos, estuvo lejos de plantear un debate deportivo real y se inscribió más bien en el terreno del entretenimiento, el espectáculo y el cierre festivo del año tenístico.
El australiano, de 30 años y alejado de la competencia regular, se mostró sólido con el servicio y aprovechó las diferencias naturales del juego masculino para imponerse sin sobresaltos.
El marcador, sin embargo, fue casi anecdótico: desde la organización se establecieron reglas especiales para intentar equilibrar el duelo, entre ellas una pista más pequeña para Sabalenka y un único intento de saque por jugador, lo que terminó por confirmar el carácter recreativo del encuentro.
Sabalenka, ganadora de 21 títulos en el circuito WTA, incluidos cuatro Grand Slam -el último, el Abierto de Estados Unidos 2025-, irrumpió en la cancha al ritmo de Eye of the Tiger, en una puesta en escena que reforzó el clima de show. Kyrgios, en cambio, optó por una entrada más sobria, acorde a un partido que, pese a la expectativa, nunca encontró verdadera tensión competitiva.
Actualmente ubicado en el puesto 671 del ranking ATP, Kyrgios atraviesa una etapa irregular de su carrera. En la última temporada apenas disputó cinco partidos oficiales, con una sola victoria, en el Masters 1000 de Miami, y cuatro derrotas.
Su mejor ranking fue el 13° lugar en 2024 y su mayor logro sigue siendo la final de Wimbledon 2022. Más conocido por su personalidad y declaraciones que por su constancia deportiva, el australiano volvió a captar la atención en un escenario que parece hecho a su medida.
“No me siento ganador esta noche. Esto fue un espectáculo”, aseguró Kyrgios tras el partido. “Aryna es una campeona increíble, una atleta impresionante. Podía haber pasado cualquier cosa y fue muy emotivo estar aquí”, agregó, relativizando el resultado.
Sabalenka, por su parte, destacó el aprendizaje de la experiencia. “Jugar contra un chico es diferente, todo es más rápido. Me moví bien, fui a la red e intenté variar. Disfruté del espectáculo y me encantaría una revancha”, dijo la bielorrusa, quien reconoció que ahora conoce mejor los puntos débiles de su rival.
El encuentro contó con la presencia de figuras del deporte como Ronaldo Nazario y Kaká, y se sumó a una lista histórica de duelos similares que incluyen los enfrentamientos entre Bobby Riggs y Margaret Court, Riggs y Billie Jean King en 1973, y Martina Navratilova frente a Jimmy Connors en 1992.
Lejos de abrir una discusión real sobre la igualdad competitiva entre circuitos, la exhibición dejó en claro una distancia asumida desde hace tiempo. Como propuesta deportiva, no ofreció debate; como espectáculo, cumplió su objetivo: atraer miradas, cerrar el año con ruido y recordar que, en el tenis, el show también tiene su lugar.
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