Ángel Pedro "Baby" Etchecopar no pasa desapercibido esté donde esté. Es un entretenedor y lo sabe. Polemiza, se ríe -sobre todo de sí mismo-, se enoja, hace chistes y vuelve a empezar, porque sabe que su combustible es la risa.
El ser frontal le ha traído mas de un problema, prohibiciones, censura y hasta sanciones, pero él sigue fiel a si mismo.
Amado y odiado, Baby sonríe y saluda como un político en campaña, pero con la gran diferencia es que es sincero.
A los 70 años, disfruta de la vida día a día, y a pesar de reconocerse "cabrón" no deja de que el árbol le impida ver el bosque, y el chiste lo salva, le hace la diferencia. La ironía se impone.
En pleno recuerdo de su infancia y los aromas que lo marcaron, Baby Etchecopar -fiel a su esencia- bromea sobre su futuro, la muerte y explica su filosofía de vida -muy real- pero basada en una ficción de Ian Fleming.
Imágenes capturadas con moto G22
Desde el recuerdo de aquel '"Ángel de la Medianoche" hasta el presente de "Basta Baby", Etchecopar analiza la realidad y la política. Además, da su opinión sobre el paso de su excompañera Carolina Losada, del periodismo al Senado Nacional.
Baby Etchecopar no puede parar de burlarse de si mismo. Tal es así que disfruta contando su intimidad -al desnudo-, mostrando su costado de antihéroe total, bordeando con el absurdo. Explica el por qué se considera un Vampiro de Risas y cuenta una increíble anécdota sobre una costumbre diaria muy particular.
Si bien Baby Etchecopar se reconoce como un obsesivo del rating, eso no lo limita al momento de -nuevamente- reírse de sí mismo y de sus comportamientos. La hipocresía del medio, su competencia con "+ Viviana" y la frase oportuna de un productor que le cambió el enfoque de la realidad.
Baby sabe que la edad le trajo la sabiduría que dan los años, y la aplica teniendo una mirada diferente sobre aquellos que lo criticaron y -aún- critican. Cuenta la realidad sobre su relación con la periodista Viviana Canosa, y revela un secreto desconocido que lo muestra -lejos de la prensa- tal cual es.
Baby Etchecopar analiza -a la distancia- los escraches que sufrió en los teatros y que llegaron al extremo de hacer suspender funciones en el interior del país. Su encuentro con Horacio Biasotti -sobreseído definitivamente en la causa que le inició Andrea del Boca- y la reacción ante las injusticias y las falsas acusaciones.
Baby Etchecopar no tiene resentimiento con la gente del medio, salvo con un famoso productor de televisión con quien, dijo, "no solo no me sentaría a tomar un café, no me gustaría cruzármelo en la calle". Su humorística postura al pensar en cómo le gustaría que lo recuerden y una anécdota que define "que es ser famoso hoy".
Aunque reconoce que las cosas -muchas veces- no le fueron fáciles, Baby Etchecopar es un agradecido de la vida, y es feliz de que le paguen por hacer lo que le gusta. El ejemplo Messi para la vida.
Baby Etchecopar disfruta de la risa como un chico. De la risa propia y de la ajena. El sentido del humor le ha permitido reírse de sí mismo y mostrar su realidad sin tapujos, y también reírse de y con los demás. Si hasta se burla de su muerte y su propio "recuerdo".
Crudo analista de la realidad, se siente mucho más cerca de la gente que de la ilusión permanente que venden los políticos, a quienes declara abiertamente detestar.
Su show trasciende los escenarios, traspasa la pantalla y se transforma en un estilo de vida, estridente, espontáneo y afectuoso.
Hay un lado Baby de la vida, y el esta orgulloso de eso, aunque no lo diga.
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