El humorista, que con
su personaje de Estelita consigue primeras planas tras arrancar picantes confesiones a los famosos, le contó al cronista cómo era su relación con el santo padre.
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Yo era catequista en la iglesia San Ildefonso, en Palermo, y Bergoglio venía una o dos veces por mes a hacer la misa porque era amigo del cura párroco. Lo conocía y
charlábamos bastante (...) Recuerdo que alguna vez me dijo que los gays iban al infierno y le respondí que entonces
me iba a encontrar con varios curas allá, y él se sonrió. Eso fue hace seis años, él ya era arzobispo. Pero
como tiene un gran sentido del humor, lo que me dijo no lo tomé tan textual", relató el actor de Los Grimaldi.
Sin embargo, y a pesar de la dureza de sus palabras, el actor rescató el gesto del eclesiástico: "
Eso me lo dijo en un momento en el que yo estaba atravesando la crisis final, y él colaboró en hacerme entender que yo era el desubicado, no él, y en hacerme dar cuenta de que estaba en un espacio que no tenía nada que ver conmigo".
Cuando se terminó de decidir, Rago, dejó todo lo que hacía y
fundó una banda a la que bautizó Mammon, como uno de los hijos del demonio, y comenzó su carrera de comediante.
Más adelante, Rago recordó otros detalles sobre la vida con el ex cardenal: "
Bergoglio viajaba en el subte y yo he viajado con él de Palermo a Catedral, y tenía gestos de humildad. Era un tipo que tenía una vida austera, se hacía llamar 'padre', no quería que le dijeran 'monseñor', tenía los pies sobre la tierra. Hasta comí con él en la casa del cura. Tomaba vino en la cena, pero jamás se pasaba. Una parte de la Biblia dice 'todavía no es hora', y él cuando llegaba la noche decía, por el vino: 'Ya es hora'. No lo he visto reír mucho, pero cuando lo hacía te mostraba los dientes; ah, y hablaba bajito. Me acuerdo de que me jodía con el tema de la música: 'Vos siempre con el chingui chingui...'. Yo lo veía como una figura de respeto, pero él permitía el diálogo coloquial. Creo que les va a costar acomodarlo,
porque por postura o realidad no le gustan algunas cosas; por ejemplo, que le besen el anillo".
Finalmente, Jay Mammon se desvió para el lado de la reflexión: "Fue muy fuerte. Acordarme de mi vínculo con él y de haberlo visto en un contexto hasta casi más humano. Aunque, ¿
justo en eso teníamos que ganar?".