Crítico, mordaz, irónico, frontal, sanguíneo son apenas algunos de los adjetivos que alcanzan a dar una pincelada de la personalidad de Gerardo Romano, un actor que siente que está viviendo la mejor vida que se supo conseguir.

Cuando le toca trabajar con un colega que es pésimo actor, ¿cómo actúa?
-Yo siempre intento ayudar a mis compañeros de trabajo y si me toca trabajar con uno que es de madera lo ayudo mucho más. No ser solidario va contra mi naturaleza.

En el escenario, ¿realmente se ven la generosidad y la miserabilidad de las personas?
-Sí, porque el escenario es como la vida misma. Sobre el escenario hay actores generosos y otros que apuntan a su lucimiento personal, aun en desmedro de los demás compañeros de trabajo.

Frente a esas circunstancias, ¿cómo se maneja?
-Del mismo modo que me manejo en la vida. Si da para putear, lo hago; si da para pegar un bife, se lo pego; si da para mantener una conversación, la tengo; si da para devolverle lo mismo, le devuelvo lo mismo, y si da para transparentar la situación que sería, transparentaría la situación.

¿Es frecuente toparse con colegas de este porte?
-Francamente, es difícil que te toque gente así. En mis cuarenta años de carrera, afortunadamente, me he cruzado sólo con un par de actores con los que no querría volver a trabajar. Sin embargo, pienso que la vida tiene tantas vueltas que quizá, por alguna circunstancia impensada, nos puede forzar a tener que juntarte con tu enemigo.

¿Cómo es su relación con el rating?
-Nos conocemos desde hace mucho tiempo, pero no más que eso.


¿En qué medida y proporción influye en lo que hace?
-En la televisión es un factor decisivo.

Cuando está frente a cámara, ¿tiene noción concreta que del otro lado hay miles de personas mirándolo?
-Depende de múltiples factores, en especial de cómo es mi estado en el momento de enfrentar la cámara, todo lo que de en más ocurra como conciencia va a tener que ver con ese estado.

A la hora de actuar, ¿está pendiente del nivel de audiencia?
-Para nada. Esa relación se da más cuando uno protagoniza una tira, una telenovela o un programa, porque en esa circunstancia su nombre va asociado al costo del fracaso. Por esa razón, existe una participación más profunda y cercana y uno tiene una mirada mucho más atenta.

En lo profesional, ¿ya se siente más allá del bien y del mal?
-Para sentirse más allá del bien y del mal hay que tener una cabeza como la de Nietzsche, y yo no soy Nietzsche.

Para aquellos que no lo conocen, ¿cómo describiría al ambiente de la televisión?
-Está mejor que antes en cuanto a la calidad del sector que hace ficción en tanto calidad humana, conjunción artística y aspecto técnico. En cuanto a lo que forma parte de lo que está en el aire, hay programas y ciclos que preferiría que no hubiesen existido.

Ser actor, ¿lo mejoró como persona?
-Sí, porque si no lo hubiera sido, me hubiese convertido en un hinchapelotas insoportable.

¿Qué imagina que hubiera sido de su vida si no hubiese sido lo que es?
-Abogado, que también lo soy y que ejercí durante diez años.

¿Ya se olvidó de esa etapa?
-No del todo, pero está muy lejos de mi presente.

¿Cómo le resultó?
-Fue muy gozosa porque tenía que instruirles sumarios a jueces por actos de corrupción. Yo era jefe de Sumarios del Ministerio de Justicia de La Nación. Era asesor del Ministro Antonio Benítez, al que luego reemplazó Corvalán Anclares. Yo tengo no una, sino varias vidas vividas antes que ésta.

Y actualmente, ¿qué vida siente que está viviendo?
-La vida de actor.

¿Está contento, conforme y feliz con la vida que vive?
-No estoy ni conforme, ni contento, ni feliz, pero es la mejor vida que me pude conseguir. Tengo algunos momentos bellísimos y muchos momentos placenteros.

GERARDO ROMANO
AL DIVAN

l El que no está en la tele, ¿no existe?
-En cierto modo, estar en la televisión es vivir en la memoria presente de los demás y eso es como vivir mucho más y más plenamente.
l ¿Satura la información con Internet?
-Y... veo que produce un vacío de contenido, asociado a una misma línea ideológica. Y nadie es impenetrable al bombardeo periodístico.
Domingo espectáculos
l ¿Cuál es la línea ideológica a la que se refiere?
-Yo nunca vi un bombardeo como el que recibe este gobierno. Lo que me señala lo poderoso que es, por la resistencia que tiene.
"Con miedo no se puede pensar libremente"
eEl actor Gerardo Romano devela qué hace para combatir sus temores.
l ¿Cómo definiría al miedo?
-El miedo es sinónimo de parálisis. Es una de las fobias más agudas que existen.
l Con el tiempo, ¿venció algún miedo que juzgaba invencible?
-No. El miedo al dolor permanece. Es una posibilidad que está.
l ¿El miedo es la sinrazón?
-De algún modo, porque si se siente miedo no se puede pensar libremente.
l ¿Cuál es su manera de combatir los miedos?
-He ido treinta años al mismo terapeuta. Ahora me las arreglo como puedo. Abrazo y mimo a mis hijos y me contacto con la naturaleza.
l ¿Qué le quita puntos a una mujer?
-Varias cosas, pero yo sólo me relaciono con mujeres que me agradan. Soy medio tímido, en ese aspecto. Me acerco con cautela a las mujeres.