A escasos días del estreno de Animal, el film dirigido por Armando Bo, que vio la luz de la pantalla grande el jueves pasado, Guillermo Francella, protagonista absoluto de la ficción que lo muestra como a un hombre al borde del abismo y desafiando sus propios límites, retrata sus sensaciones, su búsqueda por retarse cada vez a más y superar la vara. La mirada de un actor de ductilidad y crecimiento notable que se ha convertido en referente ineludible de la profesión.
“Esto es parte del trabajo. Después de un rodaje, una vez terminada la película, es el lanzamiento y allí tenés que estar con todo el mundo, con las notas gráficas, televisivas, radiales, acompañándola desde el primer momento hasta el final. Estoy muy entusiasmado”, revela de entrada respecto a la labor promocional que debe realizar el artista, agotadora e inevitable, previa a cualquier estreno.
Y de inmediato se sumerge en la atrapante historia rodada casi íntegramente en Mar del Plata que reúne a Carla Peterson entre los papeles principales. “Es una película muy importante, hay mucha expectativa, hay un lanzamiento filoso. Es una película que habla de muchas cosas: un personaje absolutamente normal en el que su conducta cambia a través de un hecho límite y también su familia cambia a raíz de un hecho límite. Cuando pide la colaboración familiar ve que todo se modifica, se van de la casa. Es un hombre que cumplió las reglas toda su vida, que jamás transgredió nada y hay un problema a raíz de una situación de salud. Se somete a lo que hay que someterse y cuando ve que su salud involuciona ahí empieza el deterioro de él en todo sentido”, retrata Francella de la trama que lo nuclea y lo exhibe en un rol muy diferente a los asumidos antes.
“Me pareció explorable desde lo interpretativo, un rol muy interesante para mí como actor. En un rol despojado de cualquier recurso propio, armé algo al punto de no reconocerme, no desde lo estético, sino desde lo actoral, desde lo postural, desde lo corporal, el modo de ser. Ese modo que es empático en un inicio y luego también es empatía porque la gente quiere que él esté bien”, resume de su propia personificación.
Dispuesto y hasta dócil a la hora de dejarse guiar por la expresa determinación del realizador, en este caso de quién viene de ganar en 2015 un premio Oscar al mejor guión por Birdman, la película del mexicano Alejandro González Iñárritu, Francella, elogia la labor y el camino recorrido de la mano del director de Animal. “Muy interesante ser conducido por Armando, me encantó el proceso con él. Nos encontramos en un comercial de cerveza, me dio el guión, y me quedé impactado. Había visto El último Elvis, su ópera prima. Filma como los dioses, me sentí muy protegido, muy contenido, buscando lo que él realmente quería de este personaje Antonio Decoud. Fue un proceso intenso pero valioso para mí como actor”, señala respecto al director, guionista y productor del film Armando Bo, nieto del legendario creador de las películas de la gran Isabel Coca Sarli.
“Uno cree conocerse mucho, pero hay que ver si en una situación límite te conoces”, dice en referencia a su mutante personaje, quién además dirige la pieza Perfectos desconocidos en el Teatro Metropolitan Sura. Con un reparto integrado también por Gloria Carrá, Marcelo Subiotto, Mercedes De Santis, Federico Salles, Majo Chicar y Joaquín Flammini, Animal cuenta el quiebre y derrotero de Antonio, el personaje de Francella, un hombre cincuenta y pico, técnico de un importante frigorífico marplatense dedicado a producir carne de exportación y padre de familia con casa en el barrio Los Troncos, donde vive junto a su esposa y sus dos hijos adolescentes. Ordenado, prolijo, acostumbrado a cumplir con los mandatos, se ve modificado sustancialmente cuando una insuficiencia renal lo obliga a una rutina de diálisis y un inexorable trasplante, por el que está en lista de espera, y desespera.
“A él lo desorienta primero estar en la lista de espera que no llega y ver que su salud involuciona. Entonces empieza a ver desde la clandestinidad también el modo de encontrar ese órgano y se ve que él sale de las reglas que siempre cumplió. Ahí tenés que transgredir, pero se mete con patas y todo porque si no se muere”, explica el intérprete de films como El secreto de sus ojos (ganadora del premio Óscar a la Mejor película de habla no inglesa), Corazón de León, El Clan y Los que aman, odian, entre otras. “El personaje aquí modifica toda su conducta; deja la casa, lo que sea. Él cree, por ser como fue siempre, se sale de las reglas y sigue creyendo. Sale de las reglas que él obedeció toda la vida. Piensa que puede controlar todo, pero no puede. Se desborda y llega a esa condición traumática”, cuenta de la cinta.
Guillermo Francella se posiciona con el don de los verdaderos creadores, receptivo ante aquello por lo que se lo convoca y a partir de allí encuentra la posibilidad de crecimiento. Cuanto más complejo sea la composición mayor es el mérito y la satisfacción. “No me pongo a pensar porque las vidas son diferentes, pero no sé. A mí me gusta hacer cosas distintas, me gusta desdoblarme todo lo que puedo para encontrar algo totalmente diferente en una composición, en un trabajo. Correr un riesgo que es lo que me gusta”, sostiene dejando en claro que no compara o imagina el comportamiento de un personaje con lo que determinaría él en una situación similar en la vida real. “Eso para mí es hermoso como actor, es lo mejor que me puede pasar. Verme en roles en los que no me reconozca como ocurrió en El Clan, en El secreto de sus ojos, personajes bien antagónicos, bien heterogéneos”.
Saltar el tablero, salirse de la zona de comodidad y probarse en otro registro fue una bisagra para su carrera que de cuajo eliminó los prejuicios hacia el humorista que tantos sucesos en comedia protagonizó. “El despegue en cine fue con Rudo y Cursi”, cuenta de la película del mexicano Carlos Cuarón junto a Gael García Bernal. “Cuando hacés comedia piensan que no sé, te limita, Pero poder encontrar personajes de estas características y poder ver lo que pasa a raíz de una composición totalmente diferente en lo interpretativo, para mí como actor es sentirme pleno”, expresa con un particular brillo en su mirada azul al tiempo que reivindica el género que le otorgó la mayor popularidad desde sus inicios. “A la comedia la sigo haciendo. Acabo de filmar una película -Mi obra maestra- junto Luis Brandoni con los directores Gastón Duprat y Mariano Cohn que estrenamos en agosto y que es una comedia pura. Vengo de representar en teatro el anteaño y todo el año pasado Nuestras mujeres que es una comedia, estoy dirigiendo una comedia en teatro Perfectos desconocidos que, a la gente, a los productores, a la industria le gusta tanto”.