“Felices de estar en casa”, escribió Luciana Salazar apenas arribó ayer a su casa en compañía de su flamante hija Matilda.
La modelo asumió el rol de mamá y desde entonces no quiere peleas con nadie. Ni siquiera con su ex pareja, Martín Redrado, quien en un gesto de caballero envió a su chofer personal para que se haga cargo del operativo de regreso de Luli del aeropuerto de Ezeiza a su hogar.
No quiere decir que sea una pista en vista a una reconciliación, pero de una recomposición de la relación entre los dos.
Redrado no se encuentra del país, pero estuvo atento a los detalles del regreso de Luciana al país tras haber sido madre por el sistema de alquiler de vientre subrogado. Antes de instalarse en la casa que compró en un barrio privado del Norte de la provincia de Buenos Aires, la modelo hizo una escala en su departamento de Núñez. “Me felicitaron las azafatas porque no lloró, ni nada”, contó Luli apenas bajó del avión y con una Matilda sonriente: “Este mes como madre fue increíble. Pensé que iba a ser peor, mucho más difícil. Siempre va a estar primero Matilda antes que yo”.