Profundiza en el tema de la fantasía. Me encantó la propuesta. La peli no solamente habla de eso sino de las fantasías que hay que generar, de la complicidad de una pareja, de escuchar al otro. Esa es la excusa para poder hacer esta comedia”, expresa esta actriz sobre el estreno cinematográfico producido por los responsables de los exitosos El Hijo de la Novia y Un Novio para mi Mujer.
La historia de Dos más Dos se centra en dos parejas de distinguidos profesionales amigas de toda la vida, Diego (Suar), Emilia (Díaz), Richard (Minujín) y Betina (Peterson) que llevan una vida normal de casados. Hasta que una noche, Richard y Betina les confiesan a sus amigos que son swingers y que les encantaría practicarlo con ellos. Es entonces que Emilia, madre de un varón de 14 años, intenta convencer a Diego hasta lograrlo.
“Se pone en juego el tema de la amistad, de la moral, se tocan muchos temas y eso es lo interesante. Es lo que más me gusta de la peli, son cuatro puntos de vista que se van mezclando y se van desarrollando y además es una comedia, va todo encaminado hacia eso. Lo interesante es ver qué pasa con cada uno de ellos una vez que tomó la decisión de intercambiar parejas”, resalta Julieta.
Aun en su faceta más jugada, Díaz no cree sentirse capaz de trasladar la aventura swinger a la realidad de su vida cotidiana, casada recientemente con el norteamericano Brent Federighi. Aunque no cierra las puertas a probar nuevas experiencias.
“Personalmente creo que no me lo podría bancar, no sé lo que pasará mañana, pero creo que no lo podría tolerar. No lo haría o por lo menos no en este momento. Es más, me atrevería a decir que nunca en mi vida. Siento que no estoy preparada psicológicamente para probarlo”, desliza. Y enseguida intenta una salvedad. “Quizás en un futuro y con treinta años de matrimonio un día me levante, me surja un poco de curiosidad y quiera buscar algo nuevo, pero no lo creo. Soy tradicional.
Y también en el amor”, confiesa la chica para retomar luego el ruedo de la película que desde mañana se podrá ver. “Nunca practiqué el intercambio de pareja. Pero creo que desde la vivencia de jugo que se genera a través de la creación de un guión y de este tema, obviamente debe haber un antes y un después.
Es una línea que se cruza y a lo mejor uno se siente cómodo con eso y descubre una nueva manera de manejarse y vivir y relacionarse con su pareja y con otras y demás. Y de repente también te das cuenta que no podés sostener eso. Están los celos y muchísimas cosas”, cuenta Julieta.
“Cuando hicimos la investigación sobre el tema, viendo la película American Swinger se contaba la historia de dos matrimonios que intercambiaban parejas, y que se habían peleado porque una intentó cocerle el ruedo del dobladillo a la otra. No fue porque se acostaba con el otro sino por un tema cotidiano. Se cruzó una línea”, remata con cierto asombro.