El fin de los mutantes en el celuloide no es el fenómeno esperado. Con "apenas" una recaudación mundial de 140 millones de dólares, X-Men: Dark Phoenix (Dark Phoenix, 2019) es la producción de la franquicia con peor arranque en las carteleras. Una cifra que permite comprender por qué Disney ha decidido darle un respiro a los mutantes y no apresurar su llegada al Universo Cinematográfico de Marvel (MCU).
Para explicar los motivos que estrellaron el desenlace de la saga, el director Simon Kinberg se sinceró en una charla concedida a The Business de KCRW. "Siempre sentí que tuvimos una cita difícil para esta película en particular (…). No se hizo como una película clásica de superhéroes, sino más bien como una película dramática, íntima y más pequeña", destacó.
Además el cineasta hizo hincapié en lo erróneo de programar el film después del lanzamiento de Avengers: Endgame (2019), la película más esperada de este año. "Creo que salir cinco, seis semanas después de lo que podría ser la película más grande o la segunda película más grande en la historia del cine, que también está en el género de los superhéroes, fue difícil para nosotros", reflexionó.
Por otra parte, el realizador asegura que la compra de la Casa del Ratón a 20th Century Fox también afectaron el producto. "Así que el lado de marketing y publicidad de Fox se vio muy afectado, y lo noté porque, sin darme cuenta, asistía a reuniones de marketing todas las semanas y había gente que ya no estaba. Eran personas con las que trabajé durante muchos años en muchas películas que hice", remarcó.
Más allá de las cuestiones comerciales, Kinberg también fue autocrítico: "Soy el escritor y director, la película no se conectó con el público, eso es cosa mía".
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