Boca no aprendió la lección, repitió errores y volvió a quedar envuelto en lamentos por otro resultado increíble que dejó muda a La Bombonera. Ese es el mejor resumen para graficar y entender el insólito empate 1 a 1 frente a Patronato, donde como en un “deja vú” revivió la pesadilla vivida ante Talleres de Córdoba.
Es cierto que a diferencia de aquella vez en esta ocasión el equipo del Mellizo jugó muy mal, pero así y todo hizo méritos como para ganar, explicándose la igualdad sólo por sus propios miedos e inseguridades, los que lo llevan siempre a cometer un error fatal que, indefectiblemente, termina con la pelota en el fondo de su arco.
Patronato no había pateado un sólo tiro al arco, pero en el último minuto, luego de una pelota perdida por Barrios (su único error, jugó muy buen partido), llegó un pelotazo largo, Peruzzi durmió en la marca de Gagliardi, éste la bajó de cabeza al área, Insaurralde la dejó pasar de manera increíble y allí apareció Damián Arce para definir solo ante Rossi.
Los 89 minutos anteriores, con más defectos que virtudes, fueron de Boca, que sin embargo no supo como quebrar a un rival ordenado pero sin respuestas, que sólo se dedicó a defender, sin aproximarse nunca al área del xeneize.
La ausencia de Centurión pesó y mucho, porque el puntero no contó con un sólo jugador desequilibrante, capaz de romper líneas y generar peligro cierto al arco de Bértoli. Lateralizó el juego, controló la pelota casi siempre, pero cuando se aproximó al área se nubló, sin esa frescura que suele transmitirle el ex Racing.
Es más, el gol de Boca llegó en el último minuto de la primera etapa, por un centro largo de Solís que parecía del arquero, pero Bértoli dudó y Benedetto sacó provecho de su capacidad goleadora. Antes de eso, sólo dos llegadas tibias, Y en el complemento, tres o cuatro aproximaciones, con sólo una clarita, en los pies de Pavón, que no fue gol por su egoísmo a la hora de definir, cuando tenía a Benedetto en mejor posición.
En pocas palabras, se puede decir que Boca hizo todo, lo bueno y lo malo. Lo tuvo para ganar, pero terminó haciendo lo posible para que le empaten. Y así fue, de manera casi insólita, en el único tiro de Patronato en 90 minutos. ¿Habrá aprendido esta vez la lección?.
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