En el minuto 28 del encuentro, que hasta ese momento ganaban los locales 1-0, el juez interrumpió una jugada que podría haber terminado en una anotación para los visitantes.
En pleno avance del Fredericia, Nils Heer señaló una falta defensiva, que existió, pero, por error de un jugador del Vendsyssel, el balón quedó en poder del delantero Samson Iyede, quien, en el momento de sonar el silbato, había quedado mano a mano con el arquero rival.
Al darse cuenta de que debería haber otorgado la ley de la ventaja, el juez se arrodilló ofreciendo disculpas y se tapó el rostro, mientras los futbolistas perjudicados le reclamaban por su decisión.
El inusual gesto del árbitro motivó incluso que algunos de los jugadores del Fredericia se acercaran a consolarlo.
Finalmente, se hizo justicia y el gol de los visitantes llegó siete minutos más tarde, y el partido terminó 1-1. Pero el resultado terminó siendo una anécdota al lado de semejante manifestación del juez.
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