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El faltazo de Ezequiel en el arranque de la pretemporada genera un momento de tensión con la directiva. El juvenil quiere irse a los Estados Unidos y el club pidió ahora 24 millones de dólares. Holan entiende al futbolista.
Ezequiel Barco fue la figura de Independiente en el mítico estadio Maracaná de Río de Janeiro, la noche de la consagración del Rojo como campeón de la Copa Sudamericana, pero ya desde entonces en la cabeza del juvenil futbolista estaba la decisión de irse a jugar al Atlanta United de la liga norteamericana.
Un contrato millonario por delante lo sedujo y así se lo hizo saber a los directivos del Rojo, que según trascendió le prometieron la venta.
Sin embargo, Barco fue figura en la final y por eso el presidente del Rojo, Hugo Moyano, y el resto de su comisión directiva evaluaron que 12 millones de dólares era poco por el pase, por lo ampliaron considerablemente el pedido económico por el pase ahora nada menos que a 24 millones de dólares.
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La resolución por el momento de esta historia es que el talentoso mediocampista de 18 años se ausentó ayer de la primera práctica de pretemporada de Independiente, en rebeldía por la dilatación en su transferencia. Está molesto porque el club rechazó una nueva oferta de 16 millones de dólares, por lo que ahora parece que habrá que venderlo sí o sí.
“Si le sirve al club y a él yo no tengo nada que hacer. Podría ser egoísta y pedir que Barco se quede”, sostuvo ayer Ariel Holan en conferencia de prensa.
“Independiente está en un proceso de consolidación económica y financiera, y entre el futbolista y los dirigentes evaluarán que es lo mejor para el club y si es así, yo no me voy a oponer, como fue con la venta de Tagliafico o la de Rigoni, y son cifras importantes”, agregó Holan.
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