En tierra de gigantes, y con el doble nueve Benedetto-Vázquez presente, la carta de gol para Boca desde el banco de suplentes fue nada menos que el pibe Luca Langoni, de 20 años y 1,72 metros, el más pequeño en estatura de la cancha, que se hizo enorme con un doblete para darle al equipo de Ibarra un triunfo más que vital en la Liga Profesional.
Atlético Tucumán había explotado todo sus recursos en el primer tiempo y, con un juego más directo, pese al leve dominio boquense, dio el primer golpe a los 16 minutos, con un cabezazo de Augusto Lotti tras un centro de Ramiro Carrera.
Desde allí, el Decano encontró más facilidades para ser punzante, aprovechándose de una defensa local que no hacía pie. Tal era la facilidad de la visita para atacar, que a los 35 Ramiro Ruiz Rodríguez estuvo cerca de entonar el segundo grito pero el zapatazo del tucumano lo contuvo Agustín Rossi en dos tiempos.
Pero para el complemento Boca empujó y lo pudo dar vuelta. No con tantos argumentos sólidos, sino que con más ímpetu, juego por las bandas, corridas de Villa y centros por doquier.
Y en ese puñado de tentativas, el dueño de casa encontró dos apariciones de Langoni, el gran héroe de una Bombonera que pedía a gritos actitud. A los 77, el chico metió un cabezazo fenomenal para el 1-1 y, diez minutos después, sacudió desde la puerta del área después de un despeje corto y le dio el triunfo al elenco de La Ribera.
Sobre el final, Carlos Zambrano le metió un codazo bárbaro a Maestro Puch por el vértice derecho del rectángulo mayor, pero desde el VAR desestimaron la acción y Espinoza ni siquiera lo fue a ver. Se armó la polémica, y Boca bajó al puntero para respirar profundo.
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