Parque Patricios festejó al ritmo de la batuta de Frank Darío Kudelka. Huracán se hizo fuerte en el Tomás Adolfo Ducó y se quedó con una nueva edición del clásico porteño tras vencer a San Lorenzo por 2-1.
Después de un primer tiempo sin emociones, los goles surgieron en el complemento. En el mejor momento del Globo, llegó la apertura del marcador: a los 63 minutos, Ismael Quilez armó una gran jugada por la derecha, enganchó hacia el medio y soltó para Franco Cristaldo que, a la carrera, abrió el pie para colocarla en el ángulo y estampar el 1-0.
No le duró mucho el festejo al conjunto local. Es que a los 75, Franco Di Santo aprovechó un rebote de Marcos Díaz tras una atajada a Alexander Díaz y decretó el empate parcial. Pero, pisando los cinco minutos finales, Jhonatan Candia la empujó a las redes en el área chica y le dio la victoria a Huracán.
El dueño de casa salió dispuesto a respetar la localía y asumir el rol dominante. Plantó superioridad numérica en ataque y jugó los primeros minutos en campo de San Lorenzo. Sin embargo, fue el Ciclón el que llegó primero con peligro y convirtió en figura a Marcos Díaz en el tramo inicial.
A los 10 minutos, Uvita Fernández la tomó en tres cuartos y, desde afuera del área, sacó un fuerte latigazo que obligó al rebote del guardameta del Globo.
Sesenta segundos después de esa originaria aproximación, el equipo de Boedo ratificó su mejoría con una nueva ocasión de Uvita, que cabeceó un centtro de Franco Di Santo en una posición inmejorable y la tiró afuera cuando Díaz ya estaba rendido.
El desarrollo continuó con la reacción del equipo de Kudelka. La salida de Gino Peruzzzi por lesión (entró Bruno Pittón) significó un golpe duro para el fondo de San Lorenzo y la visita no pudo recomponerse. Es por eso que el Globo avanzó en terreno rival y a los 30 minutos estuvo cerca de quebrar el cero con un tiro de Cabral que desfiló por toda el área sin encontrar receptor. Antes ya había avisado Claudio Yacob con un remate que dio en la parte externa de la red.
Es un duelo de ida y vuelta, con algunas imprecisiones y mucha fricción en la mitad de la cancha. Factores dignos de un clásico de barrio. Al cabo de los primeros minutos, el marcador no tiene dueño y se reparten un punto que no conforma a ninguno.
Sobre el final de la primera parte, la pelota dio en la mano de Marcelo Herrera dentro del área y todo Huracán pidió penal.
El segundo tiempo fue el momento para que los arqueros se luzcan y se transformen en los protagonistas de la obra. Marcos Díaz tuvo su turno en apenas ocho minutos con una respuesta a pura reacción. Alexis Sabella había recibido el pase al medio y tenía el grito a su disposición. Pero el histórico golero de Huracán llegó con lo justo para evitar el golpe de San Lorenzo. En el otro arco, Torrico salvó al Ciclón con una extraordinaria parada a una volea de Cabral.
En tiempo cumplido, San Lorenzo se arrimó al empate, pero no tuvo los argumentos necesarios y Huracán se fundió en un abrazo interminable para festajar un necesario triunfo ante su gente.