En los siete partidos jugados hasta el momento, en un balance parcial San
Lorenzo demostró más defectos que virtudes. Si bien, la valla azulgrana es la
segunda menos vencida (con tres goles) la última línea azulgrana no viene dando
garantías ya sea por cambios de jugadores o por algunos desacoples en su
funcionamiento. Mientras que en función de ataque Juan Pizzi está convencido
(al menos hasta ahora) que el mejor sistema es el de poner a tres volantes
ofensivos y a Denis Stracqualursi como único delantero de punta dentro del área
grande rival, aunque de esa manera su equipo no le esté dando los resultados
esperados.
Hay que ver que de los cuatro tantos que San Lorenzo lleva anotados, ninguno
provino de movimientos y pases coordinados. Dos fueron de jugada con pelota
parada (Gentiletti a Estudiantes y Cetto a River), otro de rebote (el de
Stracqualursi a River) y el restante de Tito Ramírez, de Colón, en contra de su
arco con la mano. Es decir que el mayor déficit del Ciclón está en la creación
de situaciones de gol y en su definición.
Frente a esta flaca realidad, Juan Pizzi deberá demostrar antes de que sea tarde que es capaz de revertir esta situación buscando un golpe de efecto positivo entre sus jugadores y que repercuta en los hinchas, que ya comenzaron a verlo con ojos más críticos.
Jorge Muscio
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