Si bien la suspensión de Lionel Messi por cuatro fechas para jugar por Eliminatoria se impuso con urgencia en la incipiente agenda de gestión de Claudio Tapia, aún la AFA no cursó a la sede de FIFA en Zurich el escrito con el que apelará la sanción. La idea es ajustarse al reglamento y sus interpretaciones jurídicas y demostrar que la sanción no corresponde en el caso Messi, ya que ya que se aplica en las ocasiones en los que el suceso escapa a la mirada de los árbitros.
Messi estaba junto al asistente cuando supuestamente le propinó un insulto, que éste no incluyó en el informe. Es decir: la autoridad escuchó las palabras, pero no lo transcribió en el informe.
El motivo de la demora en AFA se debe a esa estrategia. Están dialogando con las autoridades de FIFA antes de remitir el escrito que confeccionarán abogados ajenos a la AFA, con argumentos sólidos mediante los cuales no pedirán la anulación, sino una reducción de la pena.
Messi ya realizó su descargo y aseguró que sus insultos fueron “al aire” y no dirigidos a ninguno de los árbitros. El escrito que preparan los abogado tomará ello como anclaje y la prueba será que en los informes de los colegiados ninguno se asume como el destinatario de los improperios. La aspiración en el entorno de Tapia es que el partido ante Bolivia sirva como pena y que pueda estar en el Centenario visitando a Uruguay.
La Pulga, en la carta-descargo que envió a FIFA, explicó: “Las palabras que dije jamás fueron destinadas a su persona, sino que fueron dichos al aire, y desde ya pido disculpas por ello. Los videos que se acompañan, que se encuentran editados, no pudiendo comprobar su veracidad, no demuestran en ningún momento que haya existido una ofensa de mi parte al asistente 1, ni una conducta lesiva del código disciplinario de FIFA. De más está decir que si algunos de mis dichos hubiesen incomodado al árbitro asistente 1, pido disculpas por ello”.
Luego, agregó: “Mantuve un diálogo de forma amigable. Prueba esta situación es que el asistente jamás llamó al árbitro principal ni siquiera para advertirle de mi conducta. Entendía entendía perfectamente lo que decía. A tal punto que conversamos de manera amigable, sin que en ningún momento mis dichos lo hayan ofendido o injuriado. Mi postura está avalada por mi legado de conducta, a lo largo de mi carrera, que es intachable, no teniendo prácticamente expulsiones en toda mi carrera”.
comentar