“A medio siglo de mi debut en Primera quiero agradecer a Quilmes por haberme dado esta hermosa oportunidad y también a todos los que me acompañaron para poder lograrlo”, aseguró Ubaldo Fillol, arquero emblema que supo ser campeón del Mundo con Argentina en 1978 y que tuvo el inicio de la carrera en la región, con la camiseta del Cervecero.
Cinco décadas pasaron desde que el guardavallas más importante del país, aplaudido al por mayor por varias generaciones de hinchas, abriera su camino en el fútbol. Y más allá de aquel traspié por un certero 6 a 3 a manos de Huracán, el recuerdo perdura en la retina de los simpatizantes y en la cabeza del propio protagonista, que insistió en agradecer “a la gente que brinda su cariño y reconocimiento a diario”.
Con apenas 18 años, su cita de apertura fue en la Bombonera, y el invicto le duró poco, ya que al par de minutos de iniciado el juego el que convirtió para el Globo fue Miguel Brindisi.
Desde allí, el combinado de Parque Patricios construyó un halago que le impidió al Pato festejar, y más bien sufrió por un panorama oscuro.
Todo viró con el correr de su extensa y exitosa trayectoria. Sus atajadas se inmortalizaron y hoy es absoluto referente del puesto bajo los tres palos, pese al paso del tiempo. Y Quilmes disfruta de tenerlo como ejemplo.
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