Más de 30.000 hinchas de River Plate y de Gimnasia y Esgrima La Plata llegaron al Estadio Minella de Mar del Plata para ver la semifinal de la Copa Argentina pero las emociones y las miradas estuvieron más pendientes de la Conmebol y la historia inconclusa de la final de la Copa Libertadores que por saber quién jugaría la final ante Rosario Central.
Desde los desayunos de la mañana, los almuerzos del mediodía y las horas previas al partido nadie preguntaba por cómo formaría River y lo único de lo que se habló fue de la Conmebol y la resolución del pedido de Boca que no quiere jugar la superfinal.
Las declaraciones del presidente millonario, Rodolfo D’Onofrio, de la mañana alejaron aún más las sensaciones relacionadas con la Copa Argentina y siguieron alimentando el fuego de la Libertadores. Incluso para la gente del Lobo que miraba como espectador y desde las transmisiones partidarias no podían evitar hablar del tema y se preguntaban lo mismo que todos: ¿dónde se juega?, ¿a quién le dan los puntos?, ¿Boca no quiere jugar?, ¿River quiere ir a Qatar? y tantas otras preguntas que no tienen respuestas y que se comieron todas las luces de una semi de Copa Argentina.
Los hinchas de River casi que no siguieron el resultado del partido de la locura que aún retumba por lo qué pasó el fin de semana en el Monumental. No fue sorpresa que a las 19:30 cuando empezó a entrar la gente el grito fue casi una explosión: “el que no salta abandonó” y se repitió en toda la noche mezclados con insultos a Mauricio Macri.
De paso y colándose en los conflictos del sábado, los hinchas del lobo, apuntaron con un “tiraste piedra sos un cagón” recordando las agresiones al micro de Boca. No había manera que se quede afuera del partido el tema del que el mundo habla: la final de la Copa Libertadores que nadie sabe cuándo se va a jugar.
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