El zaguero paraguayo va camino a convertirse en titular indiscutido del equipo, a solo un año de su llegada. Lo mismo le sucedió en Guaraní cuando debutó a los 20 años, donde hasta le tuvieron que dar la cinta de capitán a los poco partidos. A mediados de año, River terminará de comprar la mitad del pase por apenas 1,4 millones de dólares y el Muñeco respirará tranquilo sabiendo que tiene central para rato y que la solución por la venta de Palacios estaba en silencio en el banco de suplentes

En River y en especial en el Monumental suceden cosas extrañas a veces, como el domingo cuando 50 mil hinchas explotaban en aplausos en cada corte de Robert Rojas a los costados, en cada rechazo y en cada anticipo. Acto seguido, todos coreaban a Marcelo Gallardo. Llevando en paralelo la historia a otro lugar, es como que un intérprete cante un par de canciones y los espectadores primero lo ovacionen y luego coreen el nombre del autor.

Es que solamente a Gallardo se le ocurrió que Rojas, que el año pasado había jugado una veintena de partidos sin buenos rendimientos, este año sería uno de los factores fundamentales del cambio de esquema y titular sin discusiones, desde los primeros ensayos con pelota allá en la pretemporada en San Martín de Los Andes.

“Rojas es el mejor reemplazo de Palacios”, le confiaron a este medio desde las entrañas del club. La explicación es simple y compleja a la vez, porque el Muñeco perdió mucho con Exequiel Palacios y como sabía que no habría compras, decidió cambiar el sistema y subir aún más a los laterales. Para eso tenía que jugar con un líbero y allí aparece Robert Rojas. Y lo que hubiera sido un trauma (perder a un jugador como Palacios) acabó siendo una solución y un futuro llamado Rojas o “Celso Rojas”, como lo empezó a llamar el relator ícono de River Lito Costafebre recordando a Ayala.

Desde lo táctico, River tenía con Palacios mucho quite y presión en zona ofensiva junto a De la Cruz y Nacho Fernández, más los delanteros. Perderlo era un problema. Gallardo dijo “sumemos a los laterales y que Enzo Pérez dé unos pasos adelante y atrás jugamos con tres zagueros”. Biscay y Buján escucharon y opinaron, pero Gallardo ya tenía pensado quién sería el último hombre: Robert Rojas.

“Es rápido, muy rápido en especial en trayectos largos donde es más complicado, conduce bien, es fuerte en los choques, va de arriba en las dos áreas y si le habla Armani de atrás puede ser una solución”, se dijo, y la razón la dieron estos tres primeros partidos, incluso el último donde el equipo acabó jugando con uno menos 75 minutos con 30 grados de calor y Rojas no lo sintió. Si bien ahora la expulsión de Díaz puede retocar las cosas, algo no va a cambiar: el paraguayo ya es el dueño de la cueva.

Allá lejos en el tiempo, cuando Gallardo vio los videos de Guaraní en 2017 a quien iba a cruzar por octavos de final de la Libertadores, le llamó la atención el central de aquel equipo y les dijo a Scocco (que recién llegaba) y a Alario (que se había afirmado) que no se la tiraran larga. Les mostró algunos videos y en los habituales trabajos de indicaciones para el partido analizando al rival dejó marcado ese nombre que tenía medio año en primera y jugaba como si fuera un veterano.

Donde pone el ojo Gallardo es raro que luego desvíe la mirada, lo siguió, lo esperó y el año pasado lo hizo comprar. River pagó 1,5 millones de dólares por el 50 por ciento del pase y el compromiso del mismo monto si Rojas jugaba el 60 por ciento de los partidos. Aun no llegó a la marca, pero le falta casi nada, así que seguramente en junio la tesorería deberá poner lo que falta. Porque a este ritmo va a costar volver a verlo en el banco.

Rojas ahora ya se ríe cuando le dicen Sicario, recordando la anécdota de la cara que puso cuando lo quisieron pelar en su primera pretemporada en Guaraní, y ahora sólo quiere quedarse con el puesto de titular que se ganó. Y aún no cae del asombro de la imagen de Pinola cuando el domingo ni bien terminó el partido fue derecho a levantarlo como si fuera una coronación.

El pibe de Peguahomi, un pueblito casi a 500 kilómetros de Asunción donde se crió cosechando mandioca, sandía y melones y a donde vuelve de vacaciones sin importarle el calor y los mosquitos porque extraña a su gente, ya dio el salto en River. El tiempo dirá si esta rápida adaptación se sostiene y si dentro de poco menos de un mes, cuando se defina la Superliga, estará colgándose su medalla.

LOS NÚMEROS DE ROJAS

EDAD: 23

PARTIDOS EN GUARANI: 80

PARTIDOS EN RIVER: 23

PARTIDOS EN LA SELECCIÓN: 3

GOLES: 7

TÍTULOS: 3

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