
A cuerdo enredado a última hora de anoche por “temitas” de dinero a pagar a Sevilla, pero que no cambian la ecuación. Jorge Sampaoli será el nuevo DT de la Selección argentina. Pero apuntemos algunas consideraciones al respecto...
El presidente de la AFA y el entrenador de la Selección ocupan dos roles de élite en tiempos de poco glamour. Uno administra un déficit millonario y otro un grupo de identidad indefinida y paso errático. Con Grondona esto no pasaba.
Lógico, su fallecimiento fue el desencadenante: con Don Julio en vida un Don Nadie jamás hubiese tenido esta chance.
Y que el presidente sea Claudio Tapia explica las cosas. El vacío tras la desaparición física parece haber sido ocupado por Chiqui que, lógicamente, si Julio Grondona viviese, tampoco podría presidir otro.
Para que los dos -Tapia y Jorge Sampaoli- se sienten hoy en el lugar que hace cuatro años atrás nadie -acaso ni ellos mismos- podrían haber imaginado, tiene que ver con que ya no está Grondona. Les toca un lugar de privilegio, en una época sin privilegios. La selección argentina anda a los tumbos, su clasificación es una incógnita y la camiseta perdió “peso en FIFA” y hasta Lionel Messi puede ser manoseado.
La AFA está en ruinas y presidente y técnico tienen un presente y un pasado en común que los hermana: la trascendencia de uno, ata al otro. Eso se dijeron la primera vez que se escucharon las voces. Fue una llamada telefónica.
No se conocían y cada uno tenía sus referencias y preconceptos. La desvinculación con el Sevilla fue fácil. Al menos en comparación con los detalles que tardaron en ajustarse entre que se hablaron aquella vez y la última que se vieron, ayer. Acaso en cada punto que objetaba Tapia y en cada defensa del Zurdo se terminaban de conocer.
Lo que sigue desde hoy es el mayor desafío para Sampaoli. No por la clasificación, un objetivo que lo alimenta, sino porque tiene que moldear el grupo para Rusia. En este espacio que se abre con la gira del debut y sigue con la cosecha de puntos de eliminatorias, el DT tiene rodear a Messi con diferentes figuras. Si algo quedó claro después de ver al Patón Bauza es que para sobrevivir no hay que dejarse llevar.
Ahí empieza el examen para Sampaoli y para Tapia. El primero a demostrar que podía y el segundo porque sabía en quién confiaba. Al fracaso se llega con la frente en alto si al lado hay alguien del mismo bando. Y la conquista sabe mejor si el mérito no se le debe a terceros