La previa estaba caliente, el desarrollo del partido fue caliente, y el final no se quedó atrás. Sobre el final del Superclásico, los futbolistas de River Plate y Boca Juniors se agarraron en una batalla campal, con corridas, empujones y hasta piñas, y Darío Herrera repartió tarjetas rojas para todos lados.
Es que luego del agónico gol de Miguel Ángel Borja de penal, con el que River se impuso por 1 a 0 en el Superclásico, Agustín Palavecino en lugar de ir a festejar con sus compañeros gritó con euforia el tanto donde estaban los jugadores del Xeneize. Rápidamente, todos los jugadores del equipo visitante, con Sergio Romero a la cabeza, se le fueron al humo al volante Millonario, que inmediatamente se hizo el desentendido y fue defendido por Nicolás De la Cruz.
Los suplentes de Boca saltaron al campo de juego, y en consecuencia, los de River no se quedaron sentados y también se sumaron al tole tole. Luego de varios minutos de tumulto en los que tuvo que intervenir la seguridad y la Policía de la Ciudad para separar a los protagonistas, los futbolistas volvieron a acomodarse para terminar de jugar los dos minutos que quedaban pendientes.
Pero antes de reanudar el juego, Darío Herrera, de polémico arbitraje, expulsó a tres jugadores de cada lado: Agustín Palavecino, Ezequiel Centurión y Elías Gómez (estos dos últimos eran suplentes) vieron la roja en River, mientras que Equi Fernández, Nicolás Valentini y Miguel Merentiel -quien en el túnel fue a buscar a Palavecino pero fue separado- en Boca.
Así, el partido se terminó dentro del campo con los dos minutos restantes, pero con 19 jugadores en el campo: 10 por el lado del local, y 8 en el visitante. Final picante y polémico, de un superclásico que pintaba para 0-0 y se desató agónicamente.
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