Ronnie Brunswijk, el vicepresidente de dicho país, decidió incluirse en un partido entre el Inter Moengotapoe y el Olimpia de Honduras (dirigido por el argentino Pedro Troglio) y no sólo jugó de delantero, sino que además fue el capitán del encuentro. Pocos se animaron a contradecirlo: es el dueño del club.
A sus 60 años de edad, el ex guerrillero se convirtió en el jugador más veterano en disputar un torneo oficial a nivel de clubes en esta confederación. A pesar de estar en América del Sur, los equipos de Surinam no disputan la Copa Libertadores sino que participan de la competencia centroamericana.
Nacido el 7 de marzo de 1961 -la Concacaf fue fundada seis meses más tarde- Brunswijk disputó 53 minutos en los que coincidió en el césped con su hijo Damian. El político, aunque no pudo evitar la derrota del Inter por 0-6, fue el gran protagonista del choque, dejando una imagen vestido de pantalones cortos que ha dado la vuelta al mundo.
Buscado por la Interpol
La carrera futbolística de Ronnie Brunswijk de momento se verá limitada a un solo partido ya que no podrá disputar el encuentro de vuelta, puesto que no puede salir de Surinam al estar buscado por la Interpol por delitos relacionados con el narcotráfico en su pasado.
El político del país sudamericano es un personaje acostumbrado a convivir con la polémica desde su adolescencia al estar vinculado con el tráfico de drogas y con el mundo de las guerrillas. Padre de nada menos que 50 hijos, ladrón de bancos en su juventud, propietario de una mina de oro y ahora también futbolista profesional.
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