En el barrio Titirangi, de la ciudad de Auckland, sus pobladores viven aterrados por una invasión de gallos y gallinas. Los 4.000 mil residentes no pueden salir de sus casas tras la cuarentena. Gallos y gallinas los tienen sitiados. Todo empezó cuando des de estas aves fueron abandonadas en el campo en 2008 y se han reproducido sin control.
Cuando se levantó la cuarentena obligatoria y salieron a las calles se encontraron con decenas de pollos por todas partes, que ensucian todo a su paso y no los dejan dormir de noche.
Pero no son unos pollos cualquiera. Los vecinos aseguraron que uno de los pobladores abandonó a dos de estas aves en el 2008 y desde entonces se han reproducido sin control.
Lo peor es que una vecina los alimenta con comida y esta situación atrae a las ratas que ya se volvieron "del tamaño de un gato", sostienen los pobladores.
Algunos ya han sido reubicados en granjas cercanas para no tener que matarlos.
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