Durante un discurso en el que manifestó un fuerte apoyo a los movimientos sociales, Alberto Fernández tuvo un furcio que dio qué hablar: confundió “Garganta Poderosa”, el nombre de una revista argentina dirigida por Ignacio Levy, con “Garganta Profunda”, el título de la película pornográfica más famosa de la historia. Y si el mandatario cometió la equivocación fue porque, justamente, ese título forma parte desde hace décadas de la cultura popular mundial.
Estrenada en 1972, en plena “edad dorada” del porno, “Garganta Profunda” fue dirigida por Gerard Damiano (figura como “Jerry Gerard” en los créditos) y protagonizada por Linda Lovelace.
A diferencia de la gran mayoría de las películas de su tipo, este film XXX fue exhibido en todo tipo de salas de cine, no solo en las qye proyectaban cine condicionado, y terminó convirtiéndose en el más exitoso e influyente del mundo. Además, es una de las películas más rentables de la historia del cine: su costo fue de apenas unos 47.000 dólares y recaudó una suma estimada de 50 millones de dólares.
“Garganta Profunda” cuenta la historia de Linda, una joven a la que le cuesta llegar al orgasmo. Aconsejada por una amiga, la chica visita a un sexólogo que descubre por qué su paciente no logra el clímax: ella tiene el clítoris en la garganta. De esa forma, Linda por fin descubre que es con el sexo oral con el que, finalmente, logrará satisfacerse.
Más allá de la notoriedad que el film logró por sus propios medios, su inmortalización dentro de la cultura popular internacional, pero sobre todo estadounidense, se dio con el caso Watergate, que terminó con la renuncia del entonces presidente Richard Nixon.
El escándalo que involucraba al mandatario, que había avalado y encubierto el asalto al cuartel general del Partido Demócrata en el edificio Watergate, en Washington D.C., salió a la luz gracias a un informante que le contó todo al periodista Bob Woodward, del Washington Post. ¿Cómo llamaron al informante para mantenerlo en el anonimato? Nada más y nada menos que “Garganta Profunda”.
Según contó Woodward y su colega Carl Bernstein más adelante, más allá de la referencia a la película el apodo era elocuente de uno de los atributos de su fuente, que tenía una voz grave, oscura e intensa.
Recién en 2005, gracias a una entrevista concedida a Vanity Fair, por fin se supo la verdadera identidad de “Garganta Profunda”. Su nombre era Mark Felt, y en los tiempos del escándalo de Watergate era el número 2 del FBI.
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