Para los expertos, la agresividad del pitbull depende un 50 por ciento de la genética y el otro 50 por ciento del ambiente en el que se cría y crece.
Genética: el pitbull fue creado en Estados Unidos del cruce entre bulldogs y terriers para combinar la bravura de los terriers con el atletismo de los bulldogs. ¿El objetivo? Encerrar en un pozo a un perro y a un toro para que pelearan hasta la muerte.
Ahí se explica su nombre: pitbull significa “pozo del toro”. Esta raza es capaz de tumbar un toro.
Ambiente: tiene que ver con la crianza y los cuidados de los amos. Los expertos aseguran que que un pitbull debe permanecer hasta los tres o cuatro meses de vida con su madre: si es apartado antes de tiempo empiezan los problemas.
Sus primeros seis meses son fundamentales: el amo debe mostrarle el mundo al perro y enseñarle a relacionarse con los demás animales pero también con humanos, especialmente niños.
Los especialistas recomiendan que los pitbull deben tener al día, como mínimo, tres horas diarias de actividad física y de socialización.
Si los amos no pueden cumplir con esa actividad con sus mascotas, se les recomienda que no adopten un pitbull.
Por supuesto, también recomiendan no educarlos con métodos violentos: los animales, sobre todo esta raza de perros, absorben lo que les brindan sus dueños.
Para evitar estos problemas que aportan a la agresividad, en Estados Unidos los amos de razas potencialmente peligrosas deben hacer un curso y someterse a exámenes médicos y psicológicos antes de obtener un permiso para su tenencia.
comentar