La Policía de la Ciudad y fuerzas federales intensificaron los operativos en sedes diplomáticas e instituciones judías ante la posibilidad de manifestaciones.
La Policía de la Ciudad de Buenos Aires reforzó este fin de semana la seguridad en las embajadas de Irán e Israel, así como en instituciones de la comunidad judía, ante la posibilidad de manifestaciones vinculadas con la creciente tensión en Medio Oriente. La medida se implementó en un contexto de máxima alerta internacional y de fuerte preocupación en el plano local, dadas las implicancias históricas que tiene este conflicto en Argentina.
El despliegue preventivo incluye efectivos de comisarías locales y dos cápsulas del Despliegue de Intervención Rápida (DIR). Cada una de estas unidades especiales está compuesta por cuatro agentes equipados con cascos, escudos, escopetas, armas taser, pistolas Byrna no letales y gas pimienta. El refuerzo se mantiene activo las 24 horas en puntos estratégicos.
Desde el Ministerio de Seguridad de la Nación, que conduce Patricia Bullrich, se confirmó que se han activado protocolos especiales de prevención y que el nivel de alerta fue elevado a “intermedio”. Esta decisión responde a la reciente intensificación del conflicto entre Irán e Israel, que incluyó ataques y represalias directas en distintos frentes diplomáticos y territoriales.
La embajada de Israel en Buenos Aires, al igual que otras representaciones diplomáticas israelíes en el mundo, cerró preventivamente sus puertas ante el riesgo de posibles acciones hostiles. En paralelo, se dispuso una vigilancia reforzada sobre la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA), sinagogas, escuelas y otros espacios religiosos o comunitarios vinculados a la colectividad judía.
Fuentes oficiales detallaron que el Gobierno nacional mantiene una coordinación activa con los servicios de inteligencia de Israel y Estados Unidos para monitorear cualquier amenaza potencial. Esta articulación también involucra al Ministerio de Defensa, a través de sus áreas de inteligencia criminal y estratégica militar, que participan del análisis constante de movimientos y posibles focos de riesgo.
Como parte de estas acciones, también se reforzó la seguridad en las fronteras con Bolivia, Brasil y Paraguay, puntos considerados sensibles por las autoridades argentinas. Allí se focaliza el control en posibles movimientos sospechosos vinculados al financiamiento del terrorismo, una de las mayores preocupaciones actuales de los organismos internacionales.
La decisión de incrementar la seguridad en torno a las embajadas de Irán e Israel en la Argentina no es ajena al trauma reciente que significaron los atentados de 1992 y 1994, dos de los ataques terroristas más graves sufridos por el país.
En marzo de 1992, un coche bomba destruyó la Embajada de Israel en Buenos Aires, dejando un saldo de 29 muertos y más de 200 heridos. Dos años más tarde, el 18 de julio de 1994, un ataque similar golpeó la sede de la AMIA, causando 85 muertes y más de 300 heridos. Ambos atentados fueron atribuidos a la organización chiita Hezbolá, apoyada por Irán.
A partir de esos antecedentes, Argentina mantiene una política de vigilancia activa sobre el accionar de organizaciones vinculadas al terrorismo internacional, especialmente cuando se agravan las tensiones en Medio Oriente. El reciente nombramiento de Ahmad Vahidi -uno de los acusados por el atentado a la AMIA- al frente de la Guardia Revolucionaria iraní, no hizo más que reavivar las alertas de seguridad nacional.
Desde el entorno de Patricia Bullrich remarcaron que “la seguridad de los ciudadanos y la prevención de cualquier tipo de ataque son prioridades absolutas”, y que se mantiene una vigilancia constante sobre posibles focos de conflicto. Las fuerzas de seguridad locales y federales están en “estado de disponibilidad total” para actuar ante cualquier episodio que altere el orden público.
A pesar de que no se han registrado incidentes hasta el momento, el Gobierno sostiene que “la prevención es la única herramienta eficaz” frente a amenazas de este tipo. Por eso se reforzaron también los canales de cooperación con organismos internacionales de inteligencia y antiterrorismo.
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