En el avión que se estrelló este viernes en el aeropuerto de Río Grande, en la provincia de Tierra del Fuego, y en el que murieron su cuatro ocupantes, hubo lugar para un milagro. Es que desde el primer momento se habló de que se trataba de un vuelo sanitario para dejar a un paciente pediátrico que venía desde Buenos Aires.
Efectivamente se trataba de un bebé de apenas 5 meses, el cual presentó una enfermedad respiratoria (con diagnóstico presunto de botulismo) por la cual había sido derivada dos semanas atrás a la Capital, y que regresaba al lugar de origen, una clínica privada donde fue internado nuevamente por retornar intervenido con asistencia mecánica respiratoria.
El pequeño pasajero regresaba acompañado de su mamá y su papá, quien es integrante de las Fuerzas Armadas, y quien se mostró muy conmovido al anoticiarse de lo que sucedió pocos minutos después de que ellos descendieran de la aeronave.
"El papá está muy agradecido con quienes atendieron a su hijo", expresó Margarita Álvarez, médica que atendió al bebé en la clínca fueguina. "Sienten que el niño volvió a nacer", agregó en diálogo con TN.
A bordo del Learjet 35 matrícula LV-BPA iban los dos pilotos (ambos experimentados, según se informó), una médica y un enfermero que perecieron en el acto. Se pudo conocer la identidad de ellos: Walter Arregui, María Alejandra Canals, Claudio Canelo y Pablo Zalazar.
Según la información dada por el medio Tierradelfuego.info, el bebé, su madre y su padre permanecen contenidos en el establecimiento sanitario donde están siendo atendidos.
La investigación acerca del accidente quedó a cargo del Equipo de Trabajo de Investigación de Campo (ETIC) de la Junta de Seguridad en el Transporte (JST), mientras que la causa está a cargo de la Juez Federal Mariel Ester Borruto.