Se trata de Foutanga Babani Sissoko, un hombre oriundo de Mali que convenció a un banquero de que le diera grandes cantidades de dinero para "duplicar" mediante el uso de sus "poderes mágicos". Llegó a acumular una fortuna de aproximadamente 400 millones de dólares. ¿Fraude o magia real?

¿Cómo un simple préstamo para comprar un auto puede transformarse en una fortuna multimillonaria? Para Foutanga Babani Sissoko, gracias a la magia negra.

La increíble historia de cómo este hombre oriundo de Mali se hizo rico tan rápida y misteriosamente comienza en agosto de 1995, cuando se presentó en la oficina central del Banco Islámico de Dubai para, justamente, pedir dinero prestado de la entidad para adquirir un vehículo.

Y Mohamedd Ayoub, el gerente que lo atendió, no sólo accedió a su solicitud, sino que le creyó cuando este africano le aseguró que tenía poderes mágicos y que con ellos podía duplicar cualquier suma de dinero.

Seducido, Ayoub se acercó un día a la casa donde Sissoko realizaba sus trabajos mágicos, con una suma de dinero que pretendía duplicar. El banquero le dio el efectivo y, tras unos instantes, vio “luces, humo y voces de espíritus” y, luego, su dinero duplicado. Y, claro, cayó bajo los encantos del africano.

Tras ese “revelador” encuentro, Ayoub comenzó a mandarle más sumas, las cuales sacaba del banco en el que trabajaba: llegó a realizar 183 transferencias a cuentas de Sissoko en todo el mundo.

Pero Sissoko no sólo obnubiló a este gerente árabe, sino también a una cajera de otro banco, esta vez en Nueva York.

"Entró al Citibank, sin cita, se encontró con una cajera y terminó casándose con ella. Y hay razones para creer que ella hizo que su relación con el Citibank fuera más beneficiosa. Abrió una cuenta a través de la cual se transfirieron más de US$100 millones a Estados Unidos", contó años después Alan Fine, un abogado norteamericano que el banco árabe donde Sissoko obtuvo su primer flujo de dinero contrató para investigar el caso.

Con el dinero acumulado, el africano compró varios aviones abrió una línea aérea en Africa Occidental a la que llamó Air Dabia.

Pero una transacción realizada en 1996 por dos helicópteros en la que empleados suyos ofrecieron un soborno de 30 mil dólares terminó con una orden de arresto para Sissoko emitida por Interpol. El mismo logró ser efectuado en Ginebra, donde había ido a abrir otra cuenta bancaria.

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Pero lo insólito se dio cuando, extraditado a EE.UU., Sissoko logró movilizar influencias que terminaron evitándole la cárcel: varios diplomáticos salieron a respaldarlo e incluso el ex senador estadounidense Birch Bayh se unió al equipo de su defensa. Sissoko pagó una fianza de 20 millones de dólares y evitó ir a prisión. Y se convirtió en una celebridad.

"Playboy es la palabra adecuada para describirlo, porque es muy elegante, guapo, y viste con gran estilo. Hizo una gran cantidad de dinero en Miami", dice de él su primo Makan Mousa.

Y no sólo eso: fue tildado por muchos de “Robin Hood”. "El (diario Miami) Herald hizo una historia y no quiero exagerar, pero dijeron que regaló unos US$14 millones en solo 10 meses", dijo el profesor H.T. Smith, uno de sus abogados defensores.

Pero cuando llegó el juicio, y contra todos los pronósticos, Sissoko ignoró el consejo de sus abogados y se declaró culpable: fue sentenciado a 43 días de prisión y una multa de 250 mil dólares que pagó al Banco Islámico de Dubai.

Finalmente, solo cumplió la mitad de la condena y recibió la libertad anticipada a cambio de una fianza de un millón de dólares a un albergue para personas sin hogar.

El tiempo pasó y, lenta pero firmemente, Sissoko comenzó a desparecer del ojo público. Hasta que Brigitte Scheffer, una periodista de la BBC, viajó a Mali para entrevistarlo.

Allí se encontró con un Sissoko de 70 años, rodeado de guardias armados, quien, por primera vez, dio detalles de su increíble historia.

"La historia de esos US$242 millones es un poco loca", comenzó contando respecto a la fortuna que logró por intermedio de Ayoub con el dinero del Banco Islámico de Dubai.

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"Los hombres del banco deberían explicar cómo perdieron todo ese dinero. No es solo ese hombre (Ayoub) quien autoriza las transferencias. Varias personas tienen que hacerlo", completó después.

Y cuando la periodista le pregunto si realmente había “hechizado” al gerente árabe (como éste había afirmado en un juicio por fraude tras el que fue condenado a tres años de prisión), el africano tan sólo respondió: "Si una persona tuviera ese tipo de poder (magia negra), ¿por qué iría a trabajar? Puede quedarse donde está y robar en todas las orillas del mundo".

Y, por último, al finalizar la entrevista, aseguró: "Ya no soy rico. Ahora soy pobre”.

¿Serán verdad las afirmaciones que hizo a la BBC? ¿Qué pasó con la fortuna que acumuló durante tantos años? ¿Tendrá realmente “poderes mágicos”? Estas, y muchas más, son las preguntas que, por el momento, no tienen respuesta. Lo único cierto es que, casi de la noche a la mañana, Foutanga Babani Sissokovse volvió multimillonario, que logró escapar del acecho de Interpol durante los últimos 20 años y que no estuvo ni un día en la cárcel por el dinero que obtuvo del banco árabe. Todo lo demás es creer o reventar.

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