La reunión privada se prolongó mucho más que otras conversaciones del Papa con los jefes de Estado y Gobierno que le visitan y, tras ella, estuvo el clásico intercambio de regalos.
En la delegación estadounidense estaban el secretario de Estado, Antony Blinken; el asesor de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, Jake Sullivan, y la primera dama, Jill Biden, que vistió un traje azul oscuro con mantilla.
La duración de la visita denota el interés del pontífice por este encuentro con un presidente católico de EEUU. La reunión que mantuvo el papa con el entonces presidente Donald Trump se prolongó unos 30 minutos, mientras que con Barack Obama estuvo cerca de 50.
Durante el tradicional intercambio de regalos, el papa Francisco entregó a Biden una cerámica que representa a un peregrino, sus escritos y su mensaje para la Jornada de la Paz.
Por su parte, el mandatario estadounidense regaló al Papa una casulla bordada a mano de 1930, de la Compañía de Jesús, y que pertenece a la colección de la Iglesia de la Santa Trinidad de Washington.
La secretaria de prensa de la Casa Blanca, Jen Psaki, había adelantado en un comunicado que hablarían de cómo "trabajar conjuntamente" para "poner fin a la pandemia de covid-19, encarar el cambio climático y el cuidado de los pobres".
Además en esta ocasión, el Vaticano decidió cancelar, sin dar explicaciones, la retransmisión en directo del encuentro, mientras que sí lo había hecho con Trump y Obama, y se limitó sólo a dar la llegada.
Biden es el segundo presidente estadounidense católico después de John Kennedy, quien visitó a Pablo VI en julio de 1963, pocas semanas después de su elección como pontífice.
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