Un golpe de Estado en Zimbabwe hizo que el controvertido y anciano presidente Robert Mugabe termine en manos de los militares, pero es capaz de postergar el anuncio de su dimisión, si bien su esposa y potencial heredera política, Grace, se encuentra en el exterior
El golpe sonaba en el aire desde hace dos días y se concretó entre el martes y la madrugada de ayer: blindados en las calles, explosiones en la periferia norte de la capital y sobre todo en cercanías de la televisión pública, con el portavoz de las fuerzas armadas leyendo una proclama. Un clásico esquema de golpe de Estado, sin embargo, no ha sido explícitamente descrito como tal por el ejército: las fuerzas armadas afirmaron que querían “tomar en la mira solo a los criminales” anidados “alrededor” del viejo presidente de lo que fue hasta 1979 Rhodesia
“Queremos dejar muy claro que esto no es una toma del gobierno por parte de los militares”, dijo el vocero con ropa camuflada y boina negra a un país que estaba tranquilo y con algunos puestos de bloqueo, algunos blindados y filas en los cajeros automáticos ante una emergencia. Los partidarios del ejército hablaron de “corrección sin derramamiento de sangre” en el curso de la historia de Zimbabwe. Mugabe, el más anciano de los jefes de Estado del mundo, de 93 años, está confinado en su residencia. Su seguridad está “garantizada, afirmó el vocero y el presidente sudafricano Jacob Zuma lo pudo llamar telefónicamente para luego asegurar que él está “bien’
El jefe de Estado sudafricano, en nombre de los 15 países de la “Comunidad de Desarrollo de Africa meridional” (Sadc), alertó sobre “cambios de gobierno inconstitucional, dado que estaría contrario a las posiciones tanto de la Sadc como de la Unión Africana’
La declaración dejó en claro por qué los militares no anunciaron el Golpe y quizás incluso porque Mugabe está logrando posponer el anuncio de su renuncia: si se queda callado, sigue siendo presidente como en los pasados 37 años; si lo derrocan, es un golpe de Estado no aceptable de los países vecinos. Por lo tanto, no está claro, como advirtió el ministro de Asuntos Exteriores británico, Boris Johnson, en la Cámara de los Comunes en Londres, si la situación actual representa la “caída de Mugabe’
El ex prisionero político, combatiente por la libertad, ícono del nacionalismo panafricano, aspirante reformista convertido en un dictador solitario y corrupto (como el diario británico The Guardian describe a Mugabe), por ahora está sin más poder
A su esposa, apodada “Gucci Grace” por la pasión de las compras caras, según una fuente oficial de la oposición, se le permitió salir de Zimbabwe para ir a Namibia. Por otro lado, se espera la llegada del “cocodrilo”, tal como se conoce al vicepresidente Emmerson Mnangagwa, rival de Grace en la carrera de sucesión y obligado a refugiarse en el exterior la semana pasada
La tensión justamente se había disparado en los últimos días después de que el pasado 7 de noviembre Mugabe destituyó a Mnangagwa, de 75 años, acusado de traición y deslealtad.