Las medidas cautelares dictadas este viernes también le imponen al expresidente de Brasil no salir de su casa entre las 19 y las 7 y no utilizar redes sociales. Y además le prohíben contactar a embajadores y diplomáticos extranjeros, acercarse a las embajadas y hablar con los otros procesados de la causa.
Luego de que la Corte Suprema de Brasil dictara este viernes nuevas medidas cautelares contra Jair Bolsonaro en el marco del proceso que se le sigue tras haber sido acusado de liderar un intento golpista contra su sucesor, Luiz Inácio Lula da Silva, quien fuera presidente de Brasil entre el 1° de enero de 2019 y la misma fecha de 2023 salió a decir que el fallo es “una suprema humillación” y reiteró que “jamás” conspiró contra la democracia ni pensó huir de su país.
“El juicio por el golpe es político”, declaró el exmandatario a los periodistas que lo esperaban a la salida de la sede de la Policía Federal, lugar donde le fue colocada una tobillera electrónica y se le informó sobre las otras normativas que deberá cumplir a partir de ahora.
Las medidas cautelares dictadas este viernes imponen a Bolsonaro el uso de una tobillera electrónica; no salir de su casa entre las 19 y las 7; no utilizar redes sociales; así como también le prohíben contactar a embajadores y diplomáticos extranjeros, acercarse a las embajadas y hablar con los otros procesados de la causa.
En su contacto con la prensa, el expresidente explicó que ese nuevo proceso en su contra tiene que ver con las gestiones “por justicia” que hace en Estados Unidos Eduardo Bolsonaro, su hijo y actual diputado nacional, quien está en la nación norteamericana desde marzo y se ufana de haber influido en la decisión del presidente de ese país, Donald Trump, de aplicar aranceles del 50% a Brasil a partir del 1 de agosto próximo.
“Mi hijo está en Estados Unidos luchando por la democracia y la libertad”, aseguró Jair Bolsonaro, quien apuntó que “todo el mundo está con aranceles” aplicados por el líder republicano, quien le expresó apoyo de forma explícita y justificó en parte las sanciones conocidas hace unos días en la supuesta “persecución” hacia la persona del expresidente brasileño.
“Estados Unidos es un país que proyecta libertad y no haría nada contra la democracia en Brasil”, declaró Bolsonaro, a la vez que admitió que había “sugerido” que podría viajar a Estados Unidos, pese a que su pasaporte está retenido por la Justicia, y agregó que solo sería para “negociar” personalmente con Trump la cuestión de los aranceles debido a su proximidad con el magnate que este año asumió su segundo mandato en la Casa Blanca.
Bolsonaro insistió además en que “todo el proceso” en su contra es “político” y denunció que la Justicia “está sofocando” a la extrema derecha con la intención de influir en los comicios de 2026, votación en la que no podrá participar porque fue inhabilitado.
“Mis abogados necesitan estar al tanto de la investigación. La investigación que dio lugar a las medidas cautelares en mi contra es porque mi hijo Eduardo Bolsonaro está en Estados Unidos. Estoy restringido a Brasilia con una tobillera. Registraron y confiscaron mi casa, llevándose 7 mil reales y aproximadamente 14 mil dólares, todo ello debidamente obtenido allí. Así que, ahora mismo, es una nueva investigación, y yo también estoy involucrado...“, resaltó Bolsonaro.
E insistió: “La investigación del golpe es una investigación política. No hay nada concreto ahí. Y la propia Policía Federal no me situó en Río de Janeiro. La Fiscalía General fue más allá de lo que vio en la investigación, situándome en Río de Janeiro, pero no hay pruebas de nada. Un golpe el domingo, un golpe sin las Fuerzas Armadas, sin armas... Ahora bien, espero que el juicio sea técnico y no político. Además, nunca pensé en irme de Brasil, nunca pensé en ir a una embajada, pero las medidas de precaución se deben a eso. No puedo acercarme a las embajadas, bueno, tengo un límite de tiempo para estar en la calle y, en mi opinión... el objetivo es una humillación suprema. Ese es el objetivo".
Bolsonaro está acusado de liderar junto con varios de sus colaboradores, entre ellos antiguos ministros y militares de alto rango, un complot golpista para mantenerse en el poder tras su derrota en las elecciones de 2022 que ganó Lula. La Fiscalía lo imputó por cinco delitos, entre ellos golpe de Estado y abolición violenta del Estado democrático de derechos, cuyas penas sumadas pueden llegar a los 40 años de prisión.
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