Representa a un niño vestido con una combinación amarilla antirradiactiva. Para el artista Kenji Yanobe transmite esperanza, pero para la población es una burla

Una estatua de unos seis metros de alto e instalada en la ciudad japonesa de Fukushima, que representa a un niño vestido con una combinación amarilla antirradiactiva, generó polémica entre los habitantes, quienes la consideraron una falta de respeto.

El personaje lleva un casco en una mano, ejemplo de que el aire está ahora limpio, y un sol en la otra, símbolo de esperanza.

En el torso se ve una pantalla que muestra "000" para subrayar la ausencia de radiaciones.

El artista Kenji Yanobe aseguró que quería transmitir un mensaje positivo, pero su obra, instalada a principios de agosto, no entusiasmó en las redes sociales.

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"He visto a Sun child (el nombre de la estatua), y da miedo. Creo que nos ridiculiza a todos, así como al trabajo que Fukushima hizo para borrar su mala imagen", escribe un usuario de Twitter.

"Dada la terrible reputación de Fukushima creo que esta instalación debería haber sido anulada", considera otro usuario.

Kenji Yanobe publicó un texto de tres páginas para disculparse por el revuelo causado, a la vez que defendía su propósito.

"Mi intención era mostrar una esperanza brillante para el futuro" creando este niño de ojos grandes que mira al cielo, escribió.En un comunicado, el alcalde de Fukushima, Hiroshi Kohata, transmitió una opinión parecida.

"Esta estatua me transmite esperanza y fuerza para hacer frente a la adversidad", afirmó.

Aparecen en esta nota:

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