Cuando la tragedia parecía acechar, un milagro se produjo para un bebé de cinco meses que fue enterrado vivo por un hombre drogado, y que fue rescatado nueve horas después “exhausto y deshidratado” en Estados Unidos.
La historia se remonta a Moissoula, donde Carlos Crowley, de 32 años, que hasta el momento se desconoce qué relación tiene con la criatura aunque sí se sabe que estaba al cuidado del pequeño, lo colocó debajo de una montaña de palos y escombros.
Vecinos de la zona de Lolo Hot Springs, en el Bosque Nacional Lolo, llamaron a la policía dado que vieron que el hombre tenía un arma y amenazaba con disparar, aunque no llevaba consigo al bebé.
Rápidamente, acudieron los agentes que hablaron con él y le preguntaron por el neonato. Crowley les contó que había sufrido un accidente en su auto y que posteriormente abandonó al pequeño.
Al lugar donde le marcó el hombre que había sucedido el siniestro acudieron equipos de rescate, el Servicio Forestal, la Oficina de Administración de Tierras y la Patrulla de Carreteras. Durante más de seis horas buscaron por todo el bosque pero sin obtener ningún resultado.
No obstante, cuando toda probabilidad de sobrevivir parecía imposible, una luz se vislumbró. “Fue sólo un gemido”, dijo el policía que se encargó del rescate, Ross Jessop, quien escuchó el ruido.
Enseguida empezó a seguir la pista sonora y descubrió el lugar donde estaba la criatura. El efectivo lo vio vestido con un mono mojado y completamente sucio. El bebé había pasado nueve horas a la intemperie durante una noche fría antes de ser descubierto.
El niño fue rápidamente asistido por los médicos quienes lo trataron por deshidratación, raspones y moretones producto de su tortuosa experiencia. Según contó el uniformado, en el camino al hospital comenzó a “toser astillas”, aunque por fortuna y tras eliminar todo resto de tierra, logró salir adelante.
Por lo pronto, Crowley fue detenido por la policía acusado del delito de agresión.
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