La Matanza
El Rumbo, de Villa Insuperable, decidió utilizar una plataforma en Internet para poder hacer frente al pago del alquiler de la propiedad y los gastos por servicios. Buscan reunir 30 mil pesos.
El ajuste golpea, el dinero escasea, el consumo se achica y el recorte en los hogares es una consecuencia no deseada. Pero las entidades de bien público, los clubes, los espacios culturales también sienten esos cimbronazos, lo cual ha provocado que el sacrificio deba redoblarse, aunque no suele alcanzar. Entonces, hay que echar mano a la imaginación para hacer frente a las necesidades y obligaciones. Prueba de ello es la estrategia de los chicos que hacen El Rumbo Casa Cultural, de Villa Insuperable, para reunir fondos en virtud de mantener la actividad.
Lo cierto es que desde El Rumbo Casa Cultural se lanzó una plataforma de financiamiento colectivo en “Ideame” para juntar fondos para pagar el alquiler y hacer frente a otro tipo de gastos fijos del lugar. “Se puede colaborar desde 50 pesos, es por única vez y se puede hacer en efectivo, transferencia, tarjetas de débito y crédito, como cualquier compra por internet. Todas las colaboraciones tienen recompensa”, explica Verónica Avendaño, una de las integrantes del espacio cultural de Insuperable.
El objetivo es llegar a los 30 mil pesos en esta campaña, que se cerrara el 4 de abril. “Estamos en la mitad, si no se llega a los 30 mil se les devuelve el dinero a quienes aportaron”, cuenta Verónica.
La red Ideame se inició en México y se extendió por toda Latinoamérica, y es utilizada por entidades y emprendedores. Ante la situación que se atraviesa en el país, en El Rumbo se echó mano a esta movida para lograr la ayuda que se necesita.
El link es https//social.idea.me/proyectos /58870/el-rumbo-casa-cultural
”Se complica cubrir los costos, los que se financian con eventos, pero se puso difícil desde finales del año pasado. Ya no alcanza con los eventos, ya que no se recauda lo mismo y tampoco alcanza con la venta de tortas que hacemos por avenida Crovara, con lo que ayudábamos”, cuenta Verónica, quien apunta: “Vienen a tocar bandas y no se cobra entrada, como tampoco a ellos por tocar. Es que la idea es que sea un espacio para que la cultura fluya. Por ello es todo a la gorra, que queda para los artistas, mientras que nosotros vendemos comidas y bebidas para cubrir huecos”.
Sin embargo, los huecos cada vez son mayores. “Desde noviembre venimos cubriendo con nuestro bolsillo los puchos que faltan, y esto quita tiempo para armar y organizar actividades y talleres. Por eso recurrimos a un salvavidas, que es el financiamiento colectivo”, afirma la joven del espacio cultural de La Matanza.
<CD>Alquiler, luz, gas, agua, impuestos, son responsabilidades a las que deben hacer frente, pero además buscan mejorar el espacio. “Hoy tenemos sonido propio, pero queremos sumarle luces al patio para dar cine comunitario”, describe Verónica Avendaño, y agrega: “Para ir al cine hay que viajar, y está bueno tener de vez en cuando esa actividad en el barrio”.
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