El, de Lomas del Mirador, hizo que la región la adoptara a ella. El orgullo del barrio estuvo sobre las tablas del prestigioso recinto porteño donde no pudieron hacer menos que eclipsar a todos los participantes.

Con el tango en las venas caminó por el mundo. Un día decidió buscar nuevos desafíos y pasaron los años hasta que decidió pegar la vuelta. No fue "volver con la frente marchita", como dice la letra de Volver, para Leonel Mendieta, bailarín de Lomas del Mirador. Es que decidió regresar y a los pocos meses descolló en las pistas junto a su compañera, su mujer y madre de su hija, Natalia Hassan, oriunda de Caseros. La pareja le sacó lustre al piso de la Usina del Arte, en donde se consagró en el Campeonato Metropolitano de tango.

Leo y Natalia lograron el primer puesto en Vals; en tango se ubicaron segundos y en Milonga empataron el primer puesto con otra pareja, a la que le dieron el primer lugar de la categoría.

"Esta competencia fue una experiencia gratificante, porque hacía mucho que no competía, y sentir la adrenalina fue motivador y transmitía una energía súper sana", cuenta Leonel, de 39 años y que lleva 28 con el tango y la danza. "Todos los años para esta fecha estábamos en Europa, ya que vivíamos allá, pero ahora nos mudamos para acá, nos pusimos en campaña para competir y salió muy bien", agrega.

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El certamen duró una semana, puesto que las preliminares y clasificatorias tuvieron sedes distintas. Eran cinco categorías: Milongueros del Mundo, reservado para los que viven en otros países; Tango Senior, para más de 50 años; Tango adulto, Vals y Milonga. "Vals y milonga se hicieron en el Salón Canning de Palermo, y Tango en el centro cultural Resurgimiento, de La Paternal. Las semifinales y finales fueron en La Usina del Arte", cuenta.

"Para nosotros fue útil para solidificar lo que venimos haciendo desde hace años y demostrarnos que estamos en el camino correcto para representar a la cultura de nuestro país", reflexiona Leonel, quien resalta: "Más allá de los trofeos o resultados nos llevamos lo que nos dijo la gente, como que éramos campeones, que merecíamos el primero puesto en las tres categorías. Esas son cosas lindas porque son espontáneas".

El bailarín de La Matanza destaca que "con Natalia estamos súper felices y satisfechos. Es que se hizo un buen trabajo, y recibimos el cariño de la gente, que nos preguntaba si somos argentinos. El hecho de haber vivido mucho tiempo afuera hace que la gente no nos conozca tanto. Pero por suerte ahora estamos haciendo ruido en las redes sociales".

Fueron veinte años de vivir más allá de las fronteras de nuestro país y en un momento pasó su factura. "Había una necesidad de recargar las pilas del corazón y el espíritu del tango, ya que vivir 20 años afuera te desgasta", apunta Leonel. Y afirma: "Por eso volvimos, porque necesitábamos sentir la milonga, sentir nuevamente la adrenalina".

De todos modos, "pese a que tuve la suerte de vivir en diferentes lugares y de meterme en sus culturas, un asado con mis hermanos no se compara con nada, estar con mi familia, con amigos", dice.

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