Las promueve la FIFA y articula regionalmente la CONMEBOL. Contempla cambios: aparecen gerencias, áreas profesionalizadas y rentadas, sin que la comisión directiva pierda poder de decisión.

Argentina comenzó el proceso de licencias que, entre otros aspectos, obliga a los clubes a incluir gerentes y áreas como marketing. Algunos dirigentes ven allí el avance para el ingreso de capitales privados. El fútbol argentino tuvo pocas reformas estructurales desde su irrupción a fines del siglo 19: desde entonces, el deporte que se globalizó antes de que el término fuera acuñado creció como un negocio descomunal que desconoce fronteras. El presidente de la FIFA, Gianni Infantino tiene tratamiento de jefe de estado y el escenario detrás de la pelota cambió mucho desde que veinteañeros de fines del 1800 o principios de 1900 resolvían fundar clubes para practicar ese deporte.

La mayoría de esas instituciones siguen en pie y en varios aspectos, manejadas con el mismo espíritu amateur. El sistema de licencias que promueve FIFA y articula a nivel regional la CONMEBOL y al que ya se sometieron los clubes argentinos que este año jugarán copas Sudamericana o Libertadores, contempla un cambio radical para el manejo de los clubes: aparecen gerencias, áreas profesionalizadas y rentadas, sin que la comisión directiva pierda poder de decisión.

“Las licencias son una apertura a las sociedades anónimas que el fútbol no quiere”, indicó enérgicamente la única voz en contra que tuvo la asamblea que se celebró el 1º de marzo de 2016 y que permitió que la AFA comenzara a estructurar el sistema de licencias que, desde este año, todos los clubes de la Superliga deberán cumplir para poder jugar la competencia local. El año próximo, lo hará la B Nacional y así con el resto de las categorías.

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“Por qué yo tengo que tener en el club un tesorero que llega después de trabajar 10 horas como contador en una oficina, viene a hacer la tarea contable de una institución que tiene cifras extraordinarias por venta de jugadores, compras y gastos generales. No, tengo que tener un tipo rentado, que le dedique las horas necesarias y que ese sea su trabajo”, contrapone el ex presidente del Pirata y también presidente de AFA designado por FIFA, Armando Pérez.

La postura de Pérez, quien también gerenció a Belgrano con su sociedad anónima deportiva (SAD) Córdoba Celeste, tiene que ver con un argumento que puede usarse tanto por un defensor de las SAD, como de un detractor que pueda ver en la profesionalización de las áreas un aspecto para conducir mejor los clubes y evitar la llegada de terceros. Las SAD, en cambio, toman las decisiones relativas al fútbol y le deja al presidente la potestad de resolver cuando comienza la temporada de pileta o si es conveniente federar a los mejores de la clase de patín. Las gerencias que promueve el sistema de licencia permiten potenciar al club y evitar la historia conocida: que las decisiones de la conducción de turno se den sin que necesariamente exista la capacidad.

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