Los restos Esteban Nicolás Lagos, el efectivo de la Policía Federal (PFA) asesinado el martes en un asalto a bordo de un colectivo en el barrio de Barracas, fueron despedidos y sepultados con todos los honores en el cementerio municipal de Ezpeleta.
El traslado con medidas de protocolo por la pandemia de Covid-19 se realizó poco después de las 9 con no más de 15 personas que ingresaron al cementerio para la despedida, entre los que estaban la mujer del suboficial asesinado, su hija de 2 años, sus padres, hermanos y primos, muchos de ellos integrantes de una familia policial.
El cortejo fúnebre con cuatro autos salió de calle La Guarda 220 de Ezpeleta, acompañado por una doble fila de motos de la División Motorizada de la PFA y autos oficiales que recorrieron unas diez cuadras hasta llegar al cementerio, entre aplausos de vecinos del barrio.
En la entrada al cementerio, estuvieron presentes esperando la caravana el secretario de Seguridad y Política Criminal de la Nación, Eduardo Alfredo Villalba; el jefe de la PFA, comisario general Juan Carlos Hernández; y autoridades de otras fuerzas de seguridad nacionales y provinciales.
El colectivero
Los restos de la segunda víctima del asalto en el colectivo de la línea 100, el barrendero Juan Roberto Bonifacio (34), empleado de la empresa Higiene Urbana AESA-Veolia de la ciudad de Buenos Aires, aún no fueron entregados a la familia.