El caso descripto fue relatado por el propio Zamponi, quien precisó que las "mecheras" que llegaron al negocio de la calle 12 -esquina 59- fueron tres. "Primero entraron dos mujeres, que esperaron unos momentos. Después le hicieron una seña a la tercera para que también fuese al local, y ahí
empezaron a sacar la ropa", dijo el damnificado, que no tomó conciencia del hecho hasta que la banda se estaba retirando.
Acerca de la modalidad, el abogado
Javier Miglino, de la asociación Defendamos Buenos Aires, explicó que "hay seis organizaciones que se dividen los territorios de Capital Federal y las zonas más comerciales provincia de Buenos Aires para operar, reclutando a unas 120 personas, que
en un 90 por ciento son mujeres, para robar artículos de los negocios".
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Estamos cansados. Ya no sabemos qué hacer. Contratamos seguridad, ponemos cámaras y vienen a robar con un descaro total. Son una plaga", dijo Darío, un comerciante de la avenida Avellaneda, en el barrio porteño de Flores, agregando que "los días viernes y sábado, que se supone podemos trabajar más, vienen estos grupos y nos dejan con las manos vacías".
En la avenida Arieta, de la localidad de San Justo, se concentran cientos de locales comerciales, que son "visitados" por expertas del hurto. "Hicimos fotos de mecheras, las pegamos en las entradas para escracharlas.
Nos enteramos cuando nos faltan prendas, vemos los videos y ahí las encontramos. Tremendo como atacan, logrando pasar desapercibidas", dijo Gustavo, que dijo ya sufrió "siete robos este año, parecido a todo lo que padecimos en el 2012".
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San Justo es una de la cuatro zonas calientes. Las otras son Recoleta, Belgrano-Núñez, y Vicente López, en la avenida Maipú. Los comerciantes diseñan por su cuenta medidas preventivas, pero las bandas siempre encuentran la vuelta para robar igual. Tuvimos reuniones con propietarios de locales y buscamos soluciones, sin embargo tienen mucha organización, ya que rotan gente para que no puedan ser reconocidas", dijo Miglino.
El jefe de seguridad de un shopping de la ciudad explicó que "se reforzó en los últimos años la atención en el circuito cerrado, para tratar de detectar movimientos extraños, pero venimos confirmando que tienen un modus operando distinto cuando entran a los paseos de compras, porque ingresan de manera individual, con puntos de encuentro fijados con anterioridad por inteligencia, así que es difícil atraparlos en el momento".
Finalmente, Miglino indicó que "depende mucho del tipo de local que atacan y su ubicación, pero el botín por golpe tiene un promedio de entre
5.000 y 10.000 pesos, causando perjuicios económicos que en varios casos terminaron con el cierre definitivo del local, ya que las pérdidas no se recuperan".