En el Conurbano bonaerense existen por lo menos 100 circuitos ilegales donde cada fin de semana se realizan picadas callejeras clandestinas que ponen en riesgo la vida de los conductores, de aquellos que asisten como espectadores e incluso de terceros que nada tienen que ver con el evento.
Así lo reveló a DIARIO POPULAR el licenciado en Seguridad Pública Luis Vicat, quien precisó que se producen “al menos 10 picadas por noche, con una mayor actividad los viernes”, por lo que existen miles de encuentros al mes en el Gran Buenos Aires donde autos y motos compiten a máxima velocidad, amparados en la falta de controles policiales.
“Es un fenómeno que se concentra en el Conurbano, donde hay al menos 100 circuitos distintos donde se realizan picadas tipo desafío, generalmente por la noche, cuando ciertas avenidas están prácticamente vacías”, alertó Vicat.
Sobre los diferentes sectores que se eligen, el especialista señaló que “hay lugares que se eligen porque el pavimento lo permite, como ciertas colectoras, rutas o calles interiores que son de poco tránsito a la madrugada” y calificó como “puntos tradicionalmente complicados a los distritos de Quilmes, Lomas de Zamora y La Matanza”.
“Ahora la comunicación es a través de las redes sociales. Existen varias páginas en Facebook donde se comunican y también lo hacen por grupos de WhatsApp. Allí establecen un día, una hora, cuánto dinero se pondrá en juego y en qué condiciones se hace el desafío. Si son dos autos, autos y motos o sólo motos”, explicó.
Sin embargo, Vicat indicó que el lugar puede variar sobre la marcha: “Se ponen de acuerdo y arman la picada, pero cuando se da cuenta la policía y se acerca al lugar, los muchachos se dispersan y vuelven a empezar en otro punto”.
“Cada circuito se diferencia por la calidad y cantidad de gente que se reúne. En algunos mueve mucha gente y dinero y en otros del conurbano profundo se hace con autos menores o que son robados directamente”, detalló.
El licenciado en Seguridad Pública advirtió además sobre una nueva modalidad de picada clandestina: “Es una de tipo casi suicida que consiste en atravesar una avenida de tránsito importante de un punto a otro. Hay que hacerlo como se venga y puede pasar que impactes con alguien, está el riesgo de afectar a terceros que son ajenos”.
Entre los riesgos, sumó a “la conducción bajo efecto del alcohol o de drogas” y lamentó que “en algunos casos el conductor va acompañado de amigos o chicas que se suben”, con lo que hay más potenciales víctimas.
Por eso, insistió en que “lo ideal es no participar de este tipo de eventos y tener en cuenta que son actividades penadas por la ley, que son zonas de riesgo, porque más allá de las picadas hay gente que no va para ver, sino para victimizar a los que asisten”.
De hecho, las picadas están contempladas como delito en el artículo 193 bis del Código Penal y los infractores pueden ser castigados con una pena de seis meses a tres años de prisión e inhabilitación para conducir.
Sin embargo, Vicat reconoció que la norma “no parece influir demasiado en este fenómeno que ha producido muchas muertes” y graficó: “Es como el juego del gato y el ratón, una provocación a ver si me agarran o no me agarran. No es sólo el dinero, sino por el ‘prestigio’ que en cierto grupo o franja etaria da el hecho de que nos animamos a transgredir”.
Por eso, apuntó a dos frentes de batalla: “Una campaña de educación vial donde se concientice del peligro de este tipo de eventos para que disuadan a la gente y un control policial fáctico, porque todos podemos ver por las redes sociales donde se concentran estos grupos”.
“Es bastante difícil aprehender a alguien in fraganti. Implicaría un despliegue logístico muy importante. Lo que se hace es presencia, irrumpe la policía y se produce un levante. Por eso la prevención de inteligencia policial podría ser infiltrarse en estos grupos o entrar a las redes sociales y prever donde van a concentrarse para hacer una presencia policial. No se le da prioridad uno, porque hay otros delitos bastante más cruentos y ha quedado relegado”, resaltó.
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