Después de 16 años, el próximo 5 de febrero comenzarán las excavaciones para dar con el paradero de una familia integrada por un matrimonio y sus cuatro hijos, desaparecida el 14 de enero de 2002 en la ciudad entrerriana de Nogoyá.

Tras reactivarse la causa caratulada como “averiguación de paradero” por aportes de un nuevo testigo, se realizarán nuevos operativos en el campo de un contratista ya fallecido que empleaba a los padres.

La última vez que los vecinos de la estancia La Candelaria, en Nogoyá, supieron algo de la familia Gill fue el 14 de enero de 2002, cuando vieron a José Rubén “Mencho” Gill trabajando en el campo. Seis meses después, un pariente denunció su desaparición y lo que ocurrió con ellos continúa siendo un misterio.

No hay registros oficiales ni datos migratorios sobre el destino de Gill que con 56 años se desempeñaba como peón rural, ni tampoco de su esposa Margarita Norma Gallegos, de 26. Tampoco de sus hijos María Ofelia (12), Osvaldo José (9), Sofía Margarita (6) y Carlos Daniel (2). Sin embargo, el fiscal Federico Uriburu volvió a entrevistar el año pasado a un testigo, quien contó que el último día en que había visto a Gill se estaba quejando por los pozos que le habían ordenado cavar en el campo donde trabajaba.

La estancia, de alrededor de 500 hectáreas, se ubica en el pueblo de Crucecitas Séptima, a 50 kilómetros de Paraná, y pertenecía a Alfonso Goette, quien murió en 2016 en un accidente automovilístico.

La desaparición de la familia fue dada a conocer por Goette, quien visitó a una de las hermanas de Rubén para preguntar por ellos, pero pasaron seis meses hasta que un familiar presentó la denuncia en la Justicia.

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