Los 47 allanamientos realizados en la ciudad correntina de Itatí este martes a instancias de la Justicia porteña dejaron un saldo de 27 personas detenidas pero también sirvieron para incautar 52 vehículos que se utilizaban para transportar la droga.
Los operativos, en los que participaron unos 600 gendarmes permitieron secuestrar 26 automóviles (varios de ellos de alta gama), 21 camionetas, 2 camiones y 3 lanchas que eran utilizados para llevar los cargamentos desde esa pequeña ciudad correntina hasta la ciudad de Buenos Aires.
La investigación, que derivó en la megacausa en la fue arrestado, entre otros, el mismísimo intendente de la ciudad, Natividad Roger Terán, comenzó en el año 2014 cuando el Juzgado Federal porteño número 12 ordenó un allanamiento en la Villa Zabaleta, ubicada en el límite de los barrios de Nueva Pompeya y Barracas. En ese procedimiento, los investigadores dieron con la pista que los conduciría tres años después a destapar una organización que involucraba a más de tres docenas de personas, de las cuales todavía hay prófugos.
De esta manera, el juez Sergio Torres pudo desbaratar la red de narcotráfico que llegaba hasta la municipalidad de Itatí.
De acuerdo a la información recabada hasta el momento, la droga llegaría proveniente de grandes plantaciones ubicadas en Pedro Caballero, un pueblo ubicado al norte de Paraguay. Según testigos de identidad reservada, los cargamentos de droga arriban a la costa paraguaya en camiones y desde ahí son cruzados por lanchas pesqueras en paquetes de hasta 600 kilogramos. "En el agua hay de lunes a lunes 50 lanchas de pescadores, con motores nuevos, importados", habría indicado la fuente, que indicó también que, una vez en Itatí, los cargamentos eran escondidos en casas linderas a la costa, en islas de la zona, o subidos a vehículos para su transporte.
Un segundo testigo, también de identidad reservada, le indicó a los investigadores que por semana pasaban por la ciudad unos 15 mil kilos de marihuana.
Además, otros arrepentidos aportaron datos estremecedores: la policía local les vendía armas a las bandas narco, e incluso participaban del proceso de venta, ya sea haciendo la vista gorda al paso de los cargamentos como así también comercializando las drogas. El mismo testigo señaló a un juez federal que cobraría, junto a su secretario, un importante dinero en efectivo para “mirar hacia otro lado” y puso al descubierto la tapadera con la que el intendente y su segundo, Fabián Aquino, blanqueaban el dinero que les ingresaba por encubrir el delito: un corralón de materiales y una ferretería que facturaban cifras astronómicas.
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