Una enfermera fue asesinada a balazos en su casa de la ciudad bonaerense de San Pedro y el agresor luego se quitó la vida utilizando la misma arma de fuego, en un femicidio seguido de suicidio, que estuvo precedido por varias denuncias por violencia de género radicadas por la víctima, pero que no tuvieron su correlato en el accionar de la justicia, que demoró en fijarle una restricción de acercamiento para el hombre.
Natalia Duarte, de 43 años, fue hallada muerta en el baño de su casa, ubicada en la calle Ayacucho al 1200, cerca de la medianoche del pasado jueves, tras haber recibido varios disparos, mientras que en una de las habitaciones se encontró, también fallecido, a Walter Brizuela (45), presentando un impacto en la sien derecha. El personal de la comisaría 1ª de San Pedro que tomó intervención en el hecho incautó el arma con la que el hombre cometió el crimen y que también usó para suicidarse.
Según trascendió, sobre este sujeto ya pesaban varias denuncias por episodios de violencia doméstica, que fueran radicadas por su ex pareja, quien había decidido cortar la relación sentimental a principios de este año.
El acusado, domiciliado en Baradero, seguía hostigando a la enfermera (quien trabajaba en el hospital municipal) y pese a ello no se le había fijado la “perimetral”, debido a una demora por la feria judicial de verano.
La fiscal Viviana Ramos, titular de la Unidad Funcional de Instrucción Nº 11 de San Pedro, ahora analiza la documentación sobre las denuncias que había formulado la víctima, aunque el expediente quedó virtualmente resuelto, ante la extinción de la acción penal, luego de la muerte del femicida.
“El sistema que debe proteger a la víctima falló y el caso terminó en femiicidio”, consignaron los investigadores del caso, en medio de la conmoción que el asesinato de la enfermera Natalia Duarte generó entre los familiares, amigos y vecinos de la víctima, quienes conocían de la situación que venía padeciendo la mujer.
De acuerdo a lo consignado por el portal La Opinión Semanario de San Pedro, “el 18 de enero, Natalia Duarte denunció en la Comisaría de la Mujer que dos días antes había sido agredida por quien, tras 14 meses de relación, desde hacía varias semana era su ex pareja. Ella había decidido separarse y lo echó de su casa, pero volvió para agredirla”.
En esa oportunidad, “la mujer denunció que Walter Brizuela la tomó del cuello, le quiso pegar y le arrojó elementos de la casa. Ella había logrado escapar de la agresión y salir a la calle, para pedirle ayuda a los vecinos. Ante ello, él se fue del lugar. En ese entonces comenzó un hostigamiento a través de las redes sociales y vía telefónica”.
No obstante, se explicó que la Fiscalía, que podría haber actuado ante la denuncia, nunca recibió el acta en la que, por protocolo, figura que le preguntaron a la víctima si quería asistencia psicológica o social, a lo que se negó. Al respecto, la problemática se complejiza debido a que San Pedro no cuenta con un Centro de Atención a la Víctima y entonces, los casos se derivan a San Nicolás
Por lo tanto, la solicitud de Duarte para que se le aplique una medida de exclusión perimetral no se concretó, pese a tratarse de un trámite urgente que se resuelve ante un Juzgado de Paz.
Se supo que la Comisaría de la Mujer de San Pedro giró el oficio a esa dependencia, que estaba de feria y debía remitirlo al de Arrecifes, que cubría el turno durante el receso de verano, pero no se adoptó ninguna resolución.
La enfermera era madre de tres hijos con otro hombre, a quien le había enviado un audio por WhatsApp en el que le contaba lo que estaba viviendo con Brizuela, donde le pedía si podía pasar cada tanto por la casa, porque tenía miedo de que le pasase algo.