Este jueves comenzarán los alegatos en la causa por el asesinato de Eduardo Cicchino, ocurrido hace casi un año en un bar de San Telmo. Gustavo Aníbal Olivera, el único imputado, lo atacó con una daga filosa en medio de una discusión por el partido
  • El hecho ocurrió el 19 de mayo de 2016 y Cicchino murió 13 días después
  • Olivera llegó detenido al debate y alojado en el Complejo Penitenciario Federal de Ezeiza
  • La familia de la víctima pedirá la prisión perpetua para el único acusado

Aquel 19 de mayo de 2016, Eduardo Cicchino fue víctima de un acto criminal, al ser atacado por una presunta discusión futbolera, cuando veía un partido de Boca Juniors en un bar del barrio porteño de San Telmo.

Su asesino lo agredió verbalmente, lo persiguió y terminó asestándole una puñalada en el pecho, a la altura del corazón, dejándolo herido de gravedad.

El joven, de 26 años, estudiante universitario y músico, agonizó durante un par de semanas hasta que se produjo su deceso, al mismo tiempo que el imputado Gustavo Aníbal Olivera buscaba salir en libertad. Casi un año más tarde, el juicio por el hecho entra en su etapa decisiva, aunque está en discusión sobre por qué delito, seguramente, se terminará condenando al acusado.

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<p>Eduardo, a la izquierda, junto a su amigo Santiago momentos antes del ataque mortal</p>

Eduardo, a la izquierda, junto a su amigo Santiago momentos antes del ataque mortal

Para este jueves, luego de dos audiencias en que declararon los testigos, están previstos los alegatos de las partes ante el Tribunal Oral Criminal Nro. 23. Olivera (de 52 años), quien llegó detenido al debate y alojado en el Complejo Penitenciario Federal de Ezeiza, afronta el cargo de “homicidio simple”, que prevé penas de 8 a 25 años de cárcel, además sus futuras morigeraciones, al tratarse de un hombre sin antecedentes, al margen de las apelaciones que puedan presentar sus defensores.

La familia de Eduardo Cicchino, a través del abogado Ignacio Acosta, se pronunciará por un fallo que le aplique la prisión perpetua, a partir de la modificación de la imputación, apuntando a que se considere que se está ante un “homicidio agravado”, debido a la alevosía con que se cometió el ataque que resultara mortal.

“Los testigos que declararon fueron contundentes en sus relatos. Olivera no sólo lo insultó, sino que también lo persiguió para agredirlo, cuando llevaba entre sus ropas una daga que se había encargado de afilar y lo atacó, tirandole una puñalada al corazón, donde sabía que podía hacer daño. Salió a cazar, no le importó la vida de mi hijo, ni la de nadie. Sin dudas que hubo alevosía en su accionar y así deberían interpretarlo los jueces, para darle una condena de prisión perpetua”, señaló Marcela Martínez de Aza, madre del joven, en diálogo con DIARIO POPULAR.

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La pasión de Eduardo por la música, en una foto

Cabe señalar que el juicio debía comenzar el último 2 de marzo, pero como el imputado cambió su abogado defensor, se aplazó hasta el pasado 6 de abril, donde se inició con la negativa a declarar del imputado, para dar paso luego a los pocos testigos de la causa. Los amigos de Eduardo Cicchino y los empleados del bar Seddon de Chile y Defensa en San Telmo (donde miraban el partido por Copa Libertadores de América en el que Boca eliminó a Nacional de Montevideo y por cuyo presunto festejo devino el ataque fatal) brindaron su testimonio, dando detalles de como fue la secuencia del hecho, donde se perpetró la irracional agresión.

“Eduardo había salido de la facultad y se fue con Santiago al bar, después llegó otro de los chicos, Bautista. El era hincha de Boca, pero no iba a la cancha, ni le interesaba demasiado ver los partidos, pero vieron los penales y se fueron, ya que Olivera desde otra mesa les decía barbaridades, los insultaba y pensaron que estaba borracho. Apenas salieron, salió detrás de ellos y solo le dijeron que no les faltara el respeto, pero, de repente, sacó una daga afilada y lo apuñaló”, recordó la mujer, quien agregó que “no hay dudas de que salió de cacería y le podía haber sucedido a cualquier persona. Por eso está claro que hubo cierta premeditación y absoluta alevosía en su ataque”.

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El agresor fue detenido en el lugar, ya que ni siquiera intentó huir, al mismo tiempo que en una ambulancia del SAME, que demoró más de la cuenta, la víctima fue trasladada de urgencia al Hospital Argerich de La Boca. El joven superó un primer infarto y luego otros cuatro, fue sometido a tres operaciones y su corazón aguantó durante 13 días hasta que se detuvo.

“Sé que a mi hijo nada, ni nadie me lo va a devolver. Quiero justicia, que se aplique la pena por el delito que corresponde y que el asesino pague por lo que hizo con la prisión perpetua”, concluyó Marcela Martínez de Aza.

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