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Una mujer traficó cocaína de Neuquén a Chile para costear un tratamiento para su hijo y la Justicia la absolvió al estar "en una situación desesperante".
También argumentaron que quienes para llevar la droga contrataron abusaron “de su situación de extrema vulnerabilidad”.
La mujer fue absuelta en un juicio abreviado y el Tribunal Oral en lo Criminal Federal (TOF) de Neuquén, conformado unipersonalmente por el juez Orlando Coscia, convalidó el acuerdo de la defensa con el fiscal.
El fiscal había considerado que la mujer, oriunda de la provincia de Salta, “pertenece a un sector socialmente desfavorecido” y “se encontraba en una situación desesperante”, ya que “debía costear a una cirugía de alto riesgo que necesitaba su hijo”.
La decisión del juez Coscia coincidió con los argumentos presentados por el fiscal general Miguel Palazzani, funcionario que después de analizar los antecedentes del hecho retiró la acusación contra la imputada.
El juez entendió que la imputada había sido manipulada por terceros, quienes “se aprovecharon de su situación de extrema vulnerabilidad” y utilizaron a la mujer para “transportar los estupefacientes y de esta manera permitirle obtener el dinero necesario para que su hijo reciba adecuada atención médica”.
EL HECHO
Según el sitio de noticias de la Procuración General de la Nación, www.fiscales.gob.ar, la investigación comenzó el 1 de febrero de 2019, cuando la acusada viajaba en un ómnibus de la empresa Vía Bariloche con destino a la ciudad chilena de Osorno.
Cuando el micro llegó al Paso Internacional Cardenal Antonio Samoré, personal de la Dirección General de Aduanas (DGA) del Escuadrón 34 Bariloche de la Gendarmería Nacional, que realizaba un control de rutina, advirtió que una pasajera transportaba casi 2,722 kilos de cocaína, dispuestos en cuatro paquetes que tenía adosados a su cuerpo.
La mujer quedó detenida y fue imputada por “tentativa de contrabando de exportación agravado por tratarse de estupefacientes”.
De acuerdo con la investigación, 20 días antes del hecho, la imputada había cruzado desde la localidad salteña de Salvador Maza, hacia la ciudad boliviana de Yacuiba, donde se presume que se habría abastecido de la droga.
Luego de analizar las comunicaciones de los teléfonos de la mujer, los investigadores concluyeron que la imputada “estaba haciendo el transporte de la sustancia estupefaciente cumpliendo con una obligación impuesta por un tercero que casi con seguridad sería de nacionalidad boliviana”.
Ante esta situación, el fiscal Palazzani concluyó que la imputada solamente había cumplido el rol de “mula” en una cadena de tráfico en la que “ella tan sólo fue el eslabón más débil, ante una situación apremiante por circunstancias de extrema necesidad”.
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