Desde la Casa Rosada aseguraron que no impulsarán una ley que limite la libertad de prensa. Así rechazaron el impulso de una ley contra los "discursos de odio".

Mientras la grieta parece profundizarse luego del intento de asesinato de la vicepresidenta Cristina Kirchner el jueves pasado, en el Gobierno surgieron -una vez más- diferencias internas.

En esta ocasión se dieron en torno a la necesidad que desde algunos sectores reclamaban de impulsar un proyecto de ley que sancionara los “discursos de odio”. Pero finalmente, desde la Casa Rosada aseguraron que no impulsarán una ley que limite la libertad de prensa ni de expresión.

“Lo que hay que hacer es cumplir con la legislación vigente y poner en debate de qué estamos hablando cuando hablamos de discursos de odio”, dijo la portavoz presidencial, Gabriela Cerruti, Y descartó de plano que desde el ejecutivo hayan pensado en impulsar un proyecto de ley en esa línea. “No hay ningún proyecto que se esté analizando en ese sentido”, aseguró.

El debate en el seno del Frente de Todos se instaló luego del atentando contra la vicepresidenta. Fue la titular del INADI, Victoria Donda, quien impulsó la idea en una columna dominical que publicó en un portal.

Allí, bajo el título “La política del gatillo”, Donda se atrevió a asegurar que “urge tener una herramienta legal que sancione estas construcciones discursivas” y apuntó que “los periodistas y la dirigencia “no pueden hacerse los inocentes o los sorprendidos”.

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Su propuesta disparó un debate dentro y fuera del Frente de Todos. El gobernador bonaerense, Axel Kicillof, fue incluso más lejos: “No son discursos de odio, es odio, destilan odio y lo expresan a través del discurso, el odio tiene muchas manifestaciones”, dijo, refiriéndose a la oposición.

El debate llegó al tal punto que en las últimas horas se realizaron reuniones en la Casa Rosada para debatir el tema y analizar si era conveniente “regular” este tipo de expresiones. No fueron pocos los funcionarios que consideraron que este podría ser un buen momento para avanzar en la búsqueda de una legislación parecida a la de Venezuela.

El diputado Eduardo Valdés -hombre de confianza del presidente Alberto Fernández- instó a sus pares de la Cámara Baja a buscar algo como una “Ley Micaela contra el odio”.

Fue el propio Alberto Fernández quien subrayó en un acto de la Cámara de la Construcción -que tuvo lugar ayer en la Rural- que “el discurso del odio lamentablemente se volvió frecuente”. Sin embargo, ayer el Gobierno prefirió descartar la posibilidad de que haya un proyecto de ley que busque regular estas expresiones, en especial luego de las duras críticas que lanzó la oposición.

“Con el argumento de que la culpa de todo lo que pasa es del periodismo, la Justicia y la oposición, el kirchnerismo busca controlar la libertad de expresión. No lo vamos a permitir”, dijo Horacio Rodríguez Larreta. El jefe de gobierno porteño afirmó que “desde el oficialismo proponen una Ley Mordaza”.

En la misma línea se expresó el titular del bloque del PRO, Cristian Ritondo, quien aseguró que “no es la ley del odio, es la mordaza. Es contra la libertad de poder expresarse”.

Sin dudas, una idea que desde el Gobierno quieren debatir en un escenario complejo, donde el intento del asesinato de la vicepresidenta lejos de haber cerrado la grieta parecería haberla profundizado.

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