El peronismo está pensando en el día después de los comicios y su recomposición, con bloques en ambas cámaras que incluyan al peronismo en todas sus variantes, pero alejados del cristinismo.

No hay clima electoral, y eso que falta poco más de una semana para ir a votar. La razón obvia es que las PASO le sacaron a las elecciones generales prácticamente todo el misterio.

Donde hubo sorpresas, difícilmente las cosas se reviertan, y en la provincia de Buenos Aires, que con toda lógica atrae toda la atención, los encuestadores y el sentido común se encargaron de establecer la sensación de cosa juzgada, aunque ni el oficialismo que parece haber tomado la delantera quiere festejar antes de tiempo, ni la ex presidenta ahora candidata se muestra dispuesta a entregarse mansamente a la derrota que propios y extraños le auguran.

Los que suponen que no tienen tiempo que perder y por eso ya piensan en el día después son los propios dirigentes. Los del gobierno, que se relamen pensando en un triunfo nacional al que quieren capitalizar en grande y piensan cómo proyectarlo de cara a los dos años de mandato que les queda, y la oposición que busca rearmarse para dar pelea en 2019.

En este contexto aparece el peronismo, que si en octubre se ratifica lo de las PASO vivirá la tercera derrota consecutiva desde 2013.

Para amortiguar el impacto, quisiera pasar por alto el 22 de octubre y se ha puesto a trabajar pensando en el día después. Es así que se registra un peregrinaje permanente de dirigentes de diferentes sectores hacia el despacho de Miguel Angel Pichetto, quien desde la presidencia del bloque mayoritario del Senado ocupa el escalón institucional más importante que tiene el justicialismo en la actualidad.

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Trascendieron los días recientes informaciones que ya veníamos adelantando aquí respecto del interés de armar interbloques en ambas cámaras que manifiesten el ideario peronista, pero que excluyan al kirchnerismo puro y duro. Es así que en el Senado, más allá del interés anticipado por Cristina Fernández de Kirchner y algunos de los senadores que la secundan por permanecer en el bloque actual, se considera inevitable la fractura: de un lado quedará una decena de cristinistas; del otro habitará algo más del doble, junto a Pichetto.

Se habló los últimos días de crear bloques “espejo” entre esa Cámara y Diputados, donde esperan que también se produzca una implosión del bloque FpV-PJ, que ya no conducirá Héctor Recalde, uno de los que concluyen su mandato el 10 de diciembre.

La idea es reunir en ambas bancadas a todo lo que sea el peronismo no kirchnerista, y de modo tal de zanjar diferencias, armar interbloques para que cada sector que lo integre mantenga su bloque propio, con los beneficios que ello conlleva. Es precisamente lo que hizo Cambiemos cuando se hizo cargo del poder, transformándose así en la primera minoría de la Cámara baja. Condición que seguirá manteniendo cualquiera sea el resultado de octubre.

Si se repiten los resultados de las PASO, a partir de diciembre el oficialismo tendrá alrededor de 105 diputados.

¿Y ese interbloque peronista que proyectan? En tren de imaginarle el mayor tamaño posible, voceros de las reuniones preliminares dejaron traslucir la intención de crear una suerte de bloque Justicialista que actúe en interbloque con las bancadas del Frente Renovador, que en Diputados se denomina Federal Unidos por una Nueva Argentina, el Peronismo para la Victoria (Movimiento Evita) y hasta sumaron a los santiagueños del Frente Cívico y a los misioneros del Frente Renovador de la Concordia.

Los que incluyeron a estos dos últimos bloques deben haberse embalado recordando los tiempos en que reinaba el kirchnerismo, mas como eso es parte del pasado, no sucederá. Por el contrario, se descuenta que el gobierno hará todo lo posible para que los seis santiagueños y los cuatro misioneros tengan la mayor independencia posible y sigan siendo cercanos al oficialismo de turno.

También hay otros bloques unipersonales que en su mayoría seguirán siendo tales, sin sumarse al gran interbloque opositor que imaginan Pichetto, Diego Bossio y otros, que incluye como dijimos al Frente Renovador de Sergio Massa, que ya no evita hablar en público del futuro del peronismo, y se imagina ahí dentro, pensando en 2019.

¿Y el kirchnerismo? Habría que hablar más específicamente del cristinismo, pues del otro lado habrá que situar a muchos kirchneristas, como los del Peronismo para la Victoria, pues los hombres y mujeres del Movimiento Evita no se muestran hoy identificados con Cristina, pero no dejan de reivindicar a Néstor Kirchner.

Para ir directamente a los números, 35 de los 40 diputados que continúan en sus bancas a partir del 10 de diciembre seguirían identificados dentro de ese kirchnerismo fiel a la ex presidenta. Hablamos de los legisladores de La Cámpora y los ex funcionarios del gobierno de Cristina Kirchner, y dejamos fuera a diputados como el sanjuanino José Luis Gioja, actual presidente del Consejo Nacional Justicialista que podría terminar alineado con ese gran interbloque peronista.

De los 55 diputados que repitiendo el resultado de las PASO el peronismo podría sumar en las elecciones generales, 19 serían kirchneristas puros, que terminarían alineándose con los ya mencionados, completando una numerosa banca de 54 diputados, en la que no sumamos a diputados electos en octubre como Fernando Espinoza y Daniel Scioli, que imaginamos más vinculados como Gioja al peronismo partidario que a la ex mandataria.

Volviendo al interbloque justicialista, 26 de los nuevos diputados que sumaría el peronismo formarían parte del mismo, a los que se agregarían 6 actuales miembros del bloque FpV-PJ. Habría que incluir a los 5 de Unión por Córdoba, 2 dasnevistas, 9 integrantes del actual bloque Justicialista que tienen mandato hasta 2019 y al randazzista Eduardo “Bali” Bucca. Hasta ahí, tenemos 49 diputados.

Al interbloque habría que sumar a los 18 diputados con que contaría el massismo y los 5 del Peronismo para la Victoria y tendríamos una bancada de 72 miembros.

Tentados por ese bloque estarían el tucumano José Orellana, la bloquista sanjuanina Graciela Caselles y la sanjuanina María Florencia Peñaloza Marianetti. El bloque Compromiso Federal se reducirá a 2 miembros, y de momento no lo hemos incluido en esa bancada justicialista, ni a los 6 del Frente Cívico por Santiago, ni a los 4 del misionero Frente de la Concordia. Tampoco a Juan Manuel Pereyra, un radical K de Concertación Forja que eventualmente podría quedar más alineado con el bloque kirchnerista.

De tal manera, la primera minoría de Diputados seguiría siendo Cambiemos, con alrededor de 105 miembros; la segunda el interbloque peronista, con una base de 72 integrantes, y completaría ese podio imaginario el cristinismo, con 54 legisladores.

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