El la quinta entrega de la serie "LA PESTE Y LAS ELECCIONES", Jorge Asís analiza el caso Formosa y asegura: "El objetivo de terminar con La Doctora aislada".

1. Una reelección y a contarla

Como los derechos humanos son fundamentales se los debe tratar con el mismo rigor en Malmoe, Formosa o Esmirna.

Provincia del Estado Federal, Formosa cuenta con su propia Constitución. Contiene el artículo fatal que admite la reelección indefinida del gobernador.

Privilegio que tuvo también Santa Cruz, en tiempos de Néstor Kirchner, El Furia. Extinto que no necesitó recurrir al artilugio del lawfare como La Doctora, su viuda.

La permanencia en el poder del gobernador Insfrán, El Gildo, o El Paraguayo, durante un par de décadas, mantiene el estigma de la legalidad.

Para aproximarnos a la cultura de Amsterdam, corresponde abolir el artículo legitimador de eternidad.

Y entrar en sintonía con la Constitución Argentina. Una sola reelección y luego a contarla, en el demorado recreo del parlamento. No se aconseja saltar sin red.

2.- El cruce de los contagiados

Corresponde puntualizar que Formosa tiene más que ver culturalmente con Paraguay que con la Argentina. Se toma el tereré. Se come el chipá. El bife encebollado.

Comparte con Paraguay casi mil kilómetros de frontera. 700 kilómetros son de frontera seca que descuidan las fuerzas federales. Pasa todo lo imaginable.

Aquí interesa el cruce de los contagiados, en la instancia frágil del sistema sanitario de Paraguay. Proximidad de colapso.

No hay plazas disponibles en los hospitales. Los medios informan sobre el desmadre de la salud.

Marío Abdo Benitez, su presidente, acaba de pedir la renuncia del gabinete entero. La peste aporta incertidumbre.

En décadas, la oposición formoseña no pudo lograr lo que la peste logró en dos meses. Por los efectos del virus que Gildo, a su manera brutal, contuvo.

Tramo del hartazgo de un alborotado sector de la sociedad provincial. Coincide con el intento nacional de debilitar al kirchnerismo. La vertiente patológica del peronismo.

El gobierno de La Doctora -que preside Alberto Fernández, El Poeta Impopular- mantiene la densidad de Robinson Crusoe, novela clásica del inglés Daniel Defoe.

Estructura aislada. Sostenida por los costados populares de la provincia (inviable) de Buenos Aires, por sectores esclarecidos de la militancia y del peronismo tradicional de las provincias. Como las fieles provincias del norte, que el antiperonismo denomina “feudos”.

Acosada, para colmo La Doctora se radicaliza y acentúa el aislamiento. Lanza al voleo blasfemias sobre el lawfare.

La Mafia del Bien. La conjunción de la justicia con el periodismo y la política. Unificadas para combatir el Mal. Los populismos que se identifican como fenómenos populares. Como el liderado, sin ir más lejos, y a su pesar, por La Doctora.

3.- La guerra multiplicada

En 2021 coincide la intensidad de la peste con la numerología frívola de las elecciones.

La Doctora plantea la guerra multiplicada. Pero multiplica el aislamiento. Carece de tropas y de fierros para encararla.

En principio, contra “la justicia podrida”, una causa perdida. Y con “los medios concentrados”. Los que compiten para degradarla con la potencia del proyecto mediático que deriva en político.

El objetivo es cultural. Desplazarla. Conducirla hacia la derrota en la elección de medio término.

Funciona como “picada de boleto”. Sin retorno. Terminal. Y de ser posible presa.

El tercer plano del conflicto es con la oposición profesional. Representada en Mauricio Macri, El Ángel Exterminador. En su momento consagrado como el adversario ideal. El preferido.

4.- El “antigildismo”

Desarticular el esquema de Formosa es más fácil que avanzar sobre La Matanza.

A su manera, precaria y brusca, El Gildo contenía -se dijo- el virus.

En la contabilidad macabra de muertos estaba en la última posición.

Pero Formosa ofrecía flancos vulnerables que fueron aprovechados por los opositores obstinados en acabar con la influencia maléfica del peronismo.

La televisiva oposición radical se sumaba al fervor del “ex gildismo”.

Franja denominada “peronista disidente”. Eran “gildistas” hasta que se murió don Floro Bogado, el vicegobernador histórico.

Pese a los lustros de poder acumulado, El Gildo se resistía a darle categoría hereditaria a la vicegobernación.

Es cuando El Bogadito -el hijo que reclamaba la vice- se da cuenta que Gildo «es autoritario». Entonces rompe.

El Bogadito crea la disidencia y se asocia a las huestes del Ángel Exterminador.

El “ex gildismo” cuenta con la luchadora abnegada. La concejala Neme. Gildista durante años, se enroló en el antigildismo de El Bogadito.

Neme mira debajo del agua en el Bermejo. Supo explotar la presencia de los medios de comunicación que le daban cuerda a los «centros de aislamiento del Dictador».

La condena de Amnistía Internacional completaba el cuadro honorable que facilitaba la apertura.

Gildo había cerrado para que no le entraran, por arriba, los pobres contagiados de Paraguay. Y para que tampoco entraran, por abajo, los pobres contagiados del Chaco.

Pero el coro de los grandes medios que buscaban raspar a La Doctora, más la acción humanitaria de Amnistía, facilitaron el caudal de contagiados.

Es cuando Gildo prioriza al criterio sanitario sobre el olfato político. Se equivoca y decide encerrarlos. Volver a la Fase 1.

Se despliega la rebeldía de los exhaustos. Y la represión siempre violenta, que infortunadamente nunca es practicada por analistas de sistemas ni psicólogos lacanianos.

Son por lo general agentes tensos, con instintos brutales. Patean cuerpos delante de las cámaras con inocencia estremecedora. “Se nos querían meter en la Casa de Gobierno”.

5.- Estadio de Santiago

Embarcados en el rebaño de acabar con La Doctora, probaron también con Santiago del Estero, donde no gobierna un peronista.

Es peor. El radical Gerardo Zamora debió hacerse cargo hasta del peronismo.

Diseñó su oposición a la carta y superó la cultura legendaria de Carlos Juárez.

Zamora aporta tres senadores a La Doctora. Y la señora Claudia Abdala, su esposa, es la Presidenta Provisional del Senado.

Se le fueron a la carga a Zamora por inaugurar un estadio lujoso en una provincia pobre.

Pero Zamora reaccionó con rapidez y apuntó sensiblemente al “centralismo”, por “subestimar al interior” desde hace “200 años”.

Porque los provincianos “no tienen derecho a tener nada bueno”. Y menos que genere “turismo y puestos de trabajo”.

Aplicó Zamora la fuerza del agresor para desbaratarlo.

Y La Doctora, en un Zoom, siguió con la misma fórmula. La de atacar para defenderse.

Utilizar la potencia del aislamiento para impugnar a la caravana inagotable de adversarios.

Mientras La Doctora atacaba cualquiera podía percatarse que se perdía paulatinamente el rumbo.

Es la viuda del estadista que cometió la osadía imperdonable de morirse y dejarle el quilombo extraordinario que él debía resolver.

Durante su mandato, Kirchner no tuvo el menor inconveniente con los medios de comunicación.

Tenía a los gigantes rendidos. Expresiones escritas, televisivas o radiales.

Tampoco El Furia tenía conflictos graves con la justicia. Por la extremada habilidad de Los Jota.

Javier y Jaimito enrolaban en fila a los magistrados, al mejor estilo de los años noventa. Se los veía radiantes a los jueces, altivos, magnánimos y extraordinarios.

La oposición profesional tampoco presentaba problemas.

Al concluir su presidencia, en 2007, El Furia logró absorber a los Radicales Kash.

Para generar la sucesión: “La Doctora, Cobos y vos”. Y designar, naturalmente al opositor permitido, Mauricio Macri.

Para dejárselo como herencia a La Doctora. Al adversario oficial que iba, irreparablemente, a embocarla.

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